forma de pensar. A su vez, la forma de pensar de cada uno está
muy influida por el modo en que vemos y sentimos lo que nos
rodea, los acontecimientos, las propias experiencias que vivimos.
Por eso, detrás de la forma de ver, sentir, pensar y actuar, lo que
uno se encuentra son unas «ideas madre», una perspectiva, un
planteamiento de fondo, la práctica de unos valores que influyen
en todo lo anterior y con-figuran una actitud, una postura ante la
vida, un talante de proceder. De ahí que la formación que se
ofrece en una empresa no puede ser indiferente a esta trayecto-
ria personal. Sería un error y carecería de eficacia, centrarse
exclusivamente en cambiar un comportamiento externo sin inten-
tar profundizar en el componente interno del que brota y que ha
de servirle de apoyo, porque son los valores los que generan
comportamientos y no al revés.
Por otra parte, la formación no sólo es un instrumento para
mejorar los conocimientos técnicos sino que debe cumplir un
papel esencial en el desarrollo humano de las personas y en la
mejora de las relaciones interpersonales en la empresa. El «ence-
rrar» a un grupo de personas para recibir formación en un lugar
lejano al centro de trabajo, es un instrumento que puede resultar
muy útil para «derrumbar» las posibles barreras que han ido sur-
giendo con el tiempo.
Pero, si la formación es importante, no lo es menor el ejem-
plo que los directivos dan en sus organizaciones. Se puede afir-
mar que el mejor programa de formación es el buen ejemplo
porque hay cuestiones de actitud y de estilo que, sólo cuando se
ven practicadas por otro en relación con cada uno de los que le
rodean, se adquieren fácilmente.
En definitiva, la formación ha de conseguir despertar el inte-
rés de los empleados por la tarea que se les encomienda y por la
organización en la que están. Este interés personal es un ele-
mento que influye decisivamente en el comportamiento y en las
actitudes. Un empleado interesado es un empleado con iniciati-
vas para resolver situaciones imprevistas y con capacidad para
conectar eficazmente con los clientes.
Para que el trabajo despierte el interés por la persona que lo
hace ha de compensarle el esfuerzo que realiza a través del
mismo. Ese paquete de compensaciones que despiertan el interés
por el trabajo está en relación directa con la estructura motiva-
cional del trabajador y las circunstancias sociológicas del ambien-
Recursos Humanos
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