necesita». Es fundamental que el empresario conozca, por ello,
cómo son realmente sus trabajadores para poder analizar y valo-
rar sus propuestas y peticiones antes de proceder a tomar deci-
siones de forma que, lo que les ofrezca y proporcione, realmen-
te sirva para su mejora personal y no sólo profesional. Si el
trabajador me pide apoyo para resolver un grave problema de su
familia como es, por ejemplo, salvar la vida de un hijo para lo
que él no dispone de medios económicos ¿deberé, sin más, pres-
tarme a ello y facilitarle los recursos económicos que lo hagan
posible? La acción, en sí, implica un alto grado de generosidad
por mi parte y de solidaridad con la situación que él atraviesa,
pero, antes de tomar la decisión, deberé preguntarme: este tra-
bajador, ¿ha desarrollado en su vida el sentido y el valor de la gra-
titud, de la lealtad, de la responsabilidad o, por el contrario, es
una persona que se considera con todos los derechos frente a los
demás y sin ninguna obligación? Si ocurre lo segundo, resulta evi-
dente que no podré actuar igual que si estuviera en el primer
caso: mi decisión de poner los medios y el dinero para salvar la
vida de su hijo puede conducir no precisamente a generar en él
un mayor agradecimiento y lealtad (que nunca tuvo) sino una
postura más egoísta e intransigente en el futuro dentro de la orga-
nización. Y, si se comporta de este modo y pone a la empresa «en
pie de guerra» podemos acabar todos en quiebra porque su pos-
tura no es la de gratitud ante lo recibido y de lealtad ante mí
mismo sino de alentar a sus compañeros a «exigir como derechos
lo que no les corresponde». Si, como es el caso, esto ha ocurrido
en la vida real, uno se pregunta si la solución no estaría en haber
apoyado a este trabajador en la solución de su necesidad, pero
no de forma directa sino a través de una Institución que se encar-
gue del caso, es decir: ponemos al trabajador en contacto con
quienes pueden apoyarle en su necesidad y nosotros, sin que él
lo sepa, aportamos los medios económicos necesarios para ello,
pero no llevamos el caso personalmente cuando se trate de tra-
bajadores inmaduros o con graves problemas de personalidad,
como es el que se acaba de describir.
A partir de lo expuesto, retomemos nuevamente el estudio de
la motivación para profundizar en ella. Como ha señalado Pérez
López32, el ser humano actúa siempre bajo el impulso de tres
tipos de motivaciones que, con diferente intensidad, se dan siem-
pre en todas sus acciones, determinando con ello lo que deno-
La dirección de personal en la empresa
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