Es decir, si la alternativa C es la mejor para un individuo y
ocupa el tercer lugar para los restantes, cuando éstas se someten
a votación el resultado final de la alternativa C no puede empeo-
rar.
Sin embargo, esto no se da en la realidad y podemos consta-
tarlo en los siguientes casos:
1er Caso: Diferencia entre una votación a mano alzada y una
votación secreta.
Normalmente, los resultados de una votación a mano alzada
en la que el grupo manifiesta sus preferencias, suelen ser distin-
tos de los que se obtienen en una votación secreta, ya que en
una votación a mano alzada lo que votan unas personas condi-
ciona el voto de otras. En efecto: si la votación se realiza a mano
alzada, el último que está atrás ve a todo el mundo y a él no le
ven. Sin embargo, ocurre lo contrario con el que está delante al
que, además, está viendo fácilmente el Director de la Fábrica. Por
tanto, es muy plausible que la manifestación del voto sea muy
distinta si es secreta, ya que nadie te ve ni te presiona.
2º Caso: Un problema de comunicación entre las partes cuan-
do hay que negociar.
Si la negociación se produce entre los representantes de los
trabajadores y de los empresarios, todos ellos deberán tener muy
claro qué es lo que buscan y desean lograr sus representados
para que sea eso lo que constituya el objeto de la negociación y,
si finalmente se llega a un acuerdo, deberán saber explicar a sus
bases el contenido del mismo, así como las consecuencias que se
derivan respecto a las coincidencias y discrepancias que existen
respecto a los planteamientos iniciales de partida. De otro modo,
el acuerdo logrado si se somete a referéndum de las bases, puede
ser rechazado por éstas al no comprender ni entender con clari-
dad y precisión el alcance de lo pactado, como ya ocurrió en
España con el AMI en el sector bancario.
3er Caso: La actuación manipuladora del que plantea la oferta
de negociación.
Es el caso más grave y, por lo mismo, más claro de incohe-
rencia porque, como sabemos desde el Capítulo 1, el manipu-
lador afirma una cosa para practicar otra y, lo que cuenta, no
es lo que ha dicho o prometido sino lo que ha hecho. Por eso,
el grupo se lamenta al haber confiado y creído en unas pro-
mesas, en un «lenguaje», cuyos resultados y contenidos distan
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