este tipo, dependerá siempre del tipo de personas que integran
ese grupo humano como podemos constatar a través de un sim-
ple mercado de trueque en el que interaccionan dos personas.
Indica Schotter que los sistemas económicos son organizacio-
nes sociales que mantienen su cohesión gracias al buen funcio-
namiento moral y psicológico de sus agentes. Y, si queremos que
la gente participe en ellas de forma ordenada, que acepte sus
resultados y que tengan éxito como organizaciones, deben incluir
determinadas características psicológicas básicas en su sistema de
incentivos. Es decir: hemos de diseñar un sistema económico
cuyas reglas prescribiríamos nosotros para que, a continuación,
los agentes ejerciesen sus funciones. Dichas reglas especificarían
las acciones permisibles y no permisibles, así como las recom-
pensas y retribuciones de las acciones emprendidas por los agen-
tes económicos.
Se puede contemplar así el mercado libre como un conjunto
de reglas, una de las cuales establece que robar a otro sus bienes
es ilegal y merece castigo. También se especifica que todo com-
prador y vendedor es libre de comprar y vender a quien quiera
y al precio que quiera, pero no se le permiten connivencias a la
hora de fijar los precios porque eso violaría las leyes anti-trust.
Todas ellas son algunas de las reglas del sistema de incentivos
que recompensa por determinadas acciones y castiga por otras.
Para predecir los resultados del conjunto de reglas que confi-
guran el mercado, habrá que conocer antes cuál será el compor-
tamiento de las personas respecto a los incentivos implícitos en
tales reglas. Para hacerlo tendremos que considerar y pronun-
ciarnos valorativamente sobre la naturaleza humana, causa última
de toda conducta. De ahí que, si las personas son intrínseca-
mente egoístas y poco equitativas, las reglas establecidas por el
mercado libre determinarán un conjunto de resultados pero, si
esa gente es de suyo altruista y equitativa, el conjunto de resul-
tados será diferente. Por ello, el equilibrio económico se ve pro-
fundamente afectado según la clase de agentes sociales que fun-
cionan con sujeción a las reglas del sistema. Analicemos todo ello
a través, como dijimos, de un simple mercado de trueque en el
que interaccionan dos personas.
Consideremos una sociedad bipersonal compuesta de un padre
que tiene una manzana y de un hijo que tiene una naranja. Al
padre le gustan las naranjas más que las manzanas y al hijo le ocu-
La dirección de personal en la empresa
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