Como puede apreciarse, en el nivel «1» el líder toma las deci-
siones sin consultar y se limita a ponerlas en conocimiento del
grupo para que se ejecuten. El uso del poder se va reduciendo
hasta llegar al nivel «7» en el que el líder se limita a permitir que
sus subordinados desarrollen libremente sus funciones dentro de
los límites marcados por sus superiores.
Algunos autores como Blake y Mouton consideran que exis-
te un estilo de liderazgo que es el mejor para todas las situa-
ciones, constituyendo el estilo óptimo o ideal, que viene defi-
nido por la posición (9,9) de la rejilla de dirección del modelo
relacional desarrollado por estos autores y que ya hemos
expuesto anteriormente. De esta misma opinión son también
Mc Gregor y Likert mientras que otros autores como Hersey y
Blanchard responden negativamente, al ser partidarios del lide-
razgo situacional frente a las teorías de la personalidad que se
limitan a señalar que mandamos tal como somos. En definitiva,
Hersey y Blanchard buscan conseguir buenos resultados
mediante este planteamiento: si una persona está al frente de
un grupo de empleados nuevos que realizan tareas rutinarias,
podrá ser eficaz el estilo autocrático; sin embargo, cuando diri-
ja a un grupo bien formado que conoce su trabajo y es res-
ponsable, posiblemente sea preferible un estilo democrático o,
incluso, el laissez-faire. La flexibilidad de estilo es una capaci-
dad importante en los buenos líderes, por la cual son capaces
de adaptar su estilo a cada situación.
Este liderazgo situacional formulado por Hersey y
Blanchard distingue dos dimensiones en la actuación del líder
o superior:
a) la denominada conducta directiva que engloba aquellas
actividades que tienen por objeto orientar, definir y organizar el
trabajo de los subordinados, lo cual implica dar instrucciones,
vigilar el cumplimiento de los programas establecidos, etc. y
b) la denominada conducta de apoyo que se compone de
aquellas actividades mediante las cuales el superior reconoce el
trabajo bien hecho, refuerza la autoestima de los subordinados,
procura que se sientan cómodos, es fácilmente accesible, se
relaciona con ellos, se interesa por su bienestar, etc.
Estos dos tipos de conducta se pueden combinar en pro-
porciones distintas dando así lugar a cuatro pautas o estilos de
mando como se indica en el siguiente cuadro:
La dirección de personal en la empresa
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