dad su complejo de inferioridad; pretende suplir, sustituir y com-
pensar su falta de seguridad con seguridades de todo tipo (ej.:
materiales, culturales, archivos de información, etc.) en los que
quiere encontrar respaldo y apoyo para sus opiniones, sus deci-
siones, sus puntos de vista... pero esto, nada de esto, puede ase-
gurarle a él como persona y hacerle feliz en esta vida12.
Todo ello implica que el Director sea una persona humilde
para que acepte las propias limitaciones y las ajenas: sabemos
que la verdad y el error, el bien y el mal... no están al mismo
nivel pero comprendemos los errores ajenos al tomar conciencia
de los propios. Todos estos fallos, errores y limitaciones no se
defienden, no se amparan, no se promueven, sino que se reco-
nocen y se comprenden (comprender no es defender) para, a
continuación, tratar de superarlos mediante una pedagogía acti-
va, mediante vivencias y experiencias, es decir, la dimensión per-
sonal (vivencias) y comunitaria (experiencias) del ser humano,
que va más allá de las simples palabras o la cultura informativa.
Nótese por ello que, contra lo que suele pensarse, una perso-
na insegura trata siempre de dis-culparse, que es culpar a los
demás o a lo que le rodea en lugar de reconocer sus propios
fallos o errores: es una falsa pose de suficiencia, de falsa perfec-
ción, de orgullo. Le cuesta aceptar los hechos y la realidad y
busca, por ello, explicaciones y racionalizaciones para disculpar-
se. El problema es que el exceso de inseguridad no sólo dificulta
llegar a ser humilde sino que conduce a la intransigencia y al
dogmatismo, desarrollando posiciones fundamentalistas e intole-
rantes «por el bien ajeno»13.
2.6) El Director ejerce así un verdadero liderazgo a través de
la autoridad, la comunicación, el interés por la mejora de los
demás a los que escucha y quiere, su talante personal en defini-
tiva, porque hay que crecer más en humanidad para ser capaces
de sentirse a gusto con los que nos rodean. En este sentido, el
líder14 tiene muy claro lo que debe proponer a los demás porque
lo bueno para ellos es lo que necesitan y lo que les conviene, al
margen de que eso sea lo que les guste o no. Y procede así por-
que el líder tiene muy claro en qué consiste la plenitud del ser
humano, por lo que sabe promover la plenitud profesional, que
es la que más directamente se hace visible en la empresa; la ple-
nitud personal, que engloba todas las demás facetas del ser
humano en su aspecto físico, intelectual y moral, las cuales tie-
Recursos Humanos
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