nos decidimos a reparar los perjuicios ocasionados con nuestra
actuación pasada y practicar la justicia: de poco sirve que reco-
nozca haber robado y me comprometa a no volver a hacerlo ante
quien le acabo de quitar la cartera si no se la devuelvo y conti-
núo con ella en mi bolsillo.
4º) Pero, para recuperar la credibilidad y confianza ajena, no
basta con todo lo anterior, que es condición necesaria pero insu-
ficiente: tendré que demostrar al otro que realmente le quiero con
obras, gestos y palabras, sin menospreciar ninguno de estos
aspectos porque, aquí, sí que es verdad que el refrán español
puede inducir a confusión: no es exacto decir que obras son
amores y no buenas razones porque «el amor se ha de poner más
en obras que en palabras», lo que significa que no ha de poner-
se sólo en obras sino también en palabras y no sólo en palabras
sino también en obras. Una cosa no puede ni debe excluir a la
otra. De hecho, todos sabemos que «hay olvidos que no son falta
de memoria sino falta de interés y afecto hacia el otro», pero tanto
las palabras como las obras tienen su cometido propio insustitui-
ble porque las personas, los grupos y las sociedades tienen sus
gestos y lenguajes y necesitan de ellos para expresar sus señas de
identidad a través de gestos, lenguajes y símbolos, no para opo-
nerse a los demás sino para re-conocerse a sí mismos.
2.3) Conocimiento de sus empleados no tanto por la vía de la
psicología teórica sino de la psicología práctica, real, intuitiva,
para saber relacionarse con ellos y sacar el mayor partido de sus
cualidades para que se sientan útiles y valiosos en la medida en
la que también se les reconocen sus éxitos.
Además el Director debe saber, por su intuición y experiencia
en el trato con los demás, qué cualidades se encuentran en el inte-
rior del otro en potencia pero aún no se practican y cuáles no exis-
ten ni en potencia pero son susceptibles de adquirirse, lo que per-
mite expresar con gran claridad cómo podemos plantearnos un
auténtico desarrollo humano integral. Para alcanzarlo, más que dar
conferencias e instrucciones es preferible que se encomienden
tareas concretas debidamente dirigidas, tuteladas y orientadas en
cada caso, para que el trabajador consiga al realizarlas el desarro-
llo de esos valores y cualidades como fruto de su esfuerzo perso-
nal, lo que le lleva a sentirse «protagonista de su propia vida», le
hace crecer en autoestima y, consciente de cómo ha surgido todo,
nace en el trabajador una actitud de reconocimiento, gratitud, con-
La dirección de personal en la empresa
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