verdad para obtener provecho propio y lograr la conveniencia
personal constituye la corrupción del poder y conduce a la pér-
dida instantánea de la autoridad que será muy difícil de recupe-
rar posteriormente;
c) la responsabilidad supone que me comprometo y cumplo lo
que he prometido, puesto que me he enterado como superior de lo
que el inferior me ha dicho, los demás del grupo saben lo que me
ha pedido y todos pueden ver cómo yo tomo medidas concretas y
efectivas (lo más importante de todo) en relación con tales hechos,
pues sería muy negativo que, sabiendo los demás que he tenido
conocimiento de unos hechos, contemplen a continuación cómo me
inhibo y practico la dejación de funciones (= connivencia).
3º) Por la actuación, la forma en que procedo y me compor-
to, puesto que el que manda y el que obedece están en distinto
plano, pero deben llegar a actuar como si estuvieran en un plano
de igualdad de tal forma que, el que manda no apela a su auto-
ridad o poder y el que obedece no se considera que está en un
plano inferior sino que coopera como uno más y todos se sienten
a gusto porque se confía en las intenciones del otro por propia
experiencia. La condición necesaria para que sea posible esta
confianza mutua interpersonal es que yo actúe racionalmente
buscando el bien ajeno y no por sentimentalismo. La condición
suficiente es que el otro actúe de igual modo respecto a mí, es
decir: se comporte como si supiera con certeza (y no lo sabe ni
puede saberlo) que yo actúo racionalmente buscando su bien,
por lo cual antes de ejecutar una acción o tomar una decisión
considera seriamente la repercusión que la misma tendrá para él
y para los demás.
Evidentemente, este grado de confianza o credibilidad inter-
personal exige hacer experimentos reales en los que un sujeto
interacciona con otro. Y, en estos casos, lo importante no es
«haber acertado», no es «haber conseguido el resultado que se
busca» porque, lo que se debate en estas relaciones interperso-
nales es el crecimiento de la credibilidad y confianza mutua y,
por tanto, lo fundamental es haber sido capaces de llevar a cabo
el experimento, de haber arriesgado por cada parte lo que ello
supone y que siempre es un coste importante. Por eso, cuando
alguien confía en mí, lo importante no es el resultado económi-
co que se alcanza, que puede confirmar o defraudar sus o mis
expectativas, sino el hecho de que el otro se ha decidido a con-
La dirección de personal en la empresa
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