f) Pedir disculpas cuando se hayan producido equivocaciones.
Es una prueba evidente de un buen rasgo del carácter de la per-
sona. El saber rectificar y el atender a nuevos planteamientos sin
mezclar el orgullo personal, proporciona una imagen más atrac-
tiva de la persona que lo realiza. Lo contrario implica vivir bajo
un cierto régimen de arbitrariedad y, la arbitrariedad, siempre
hace que las personas se encojan desde el punto de vista de sus
potencialidades.
Indicar, finalmente, que en la consecución de la confianza
influye no sólo la credibilidad de las personas sino también los
sistemas de gestión que se emplean en la empresa los cuales,
cuando actúan, consiguen eficacia y mandan mensajes a sus
miembros que acaban convirtiéndose en incentivos o estímulos
para el comportamiento del equipo humano. En este sentido han
tenido éxito los sistemas de evaluación colectiva que realizan los
miembros del grupo de forma anónima y cuyos resultados se
hacen públicos periódicamente. De este modo, como yo sé cómo
me he evaluado a mí mismo, soy consciente de cómo me valora
y acepta mi grupo de trabajo. Si la valoración que los demás
hacen de mí de forma reiterada es negativa, soy yo mismo el inte-
resado en irme y buscar otra empresa dado que el problema no
consiste en que me puedan despedir de ésta o no, sino en que
soy rechazado por mi equipo de trabajo diario de forma conti-
nuada.
2º) La honradez de las personas que componen la organiza-
ción, es el segundo elemento que fomenta la aparición y el desa-
rrollo de la autoridad. Y la honradez es el resultado de tres gran-
des virtudes humanas, a saber:
a) la justicia, que consiste en dar a cada uno lo suyo y, por
tanto, un trato distinto a los que de suyo son distintos pero que,
al mismo tiempo, tendrá que ser ponderado para no convertir o
hacer de las diferencias un motivo de discriminación;
b) la veracidad, que es decir la verdad al otro de modo que
pueda entenderla con objeto de lograr el bien para él. Por tanto,
se trata de comunicar la verdad según el dictamen de la pruden-
cia, no de satisfacer la curiosidad ajena o transmitir la verdad
innecesaria que consigue confundir y desalentar al otro fomen-
tando su desorientación o provocando el hundimiento de su esta-
do de ánimo a partir de nuestro aire de superioridad. Evi -
dentemente, esta forma de «usar y manipular» el contenido de la
Recursos Humanos
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