nes humanas entre los miembros de la organización y con cuan-
to les rodea, para lograr el pleno desarrollo de todas las poten-
cialidades, lo cual sólo es posible mediante las que hemos deno-
minado relaciones lúdico-ambitales. El modelo se guía por el
criterio de finalidad, buscando las metas y objetivos que se con-
sideran correctos y valiosos junto con los medios que son ade-
cuados y oportunos, esto es: medios necesarios, apropiados y pro-
porcionados a tales fines, porque el fin no justifica los medios. Es
este planteamiento el que lleva a buscar la función personal que
mejor puede desarrollar cada miembro de la organización, para la
cual se le prepara y posteriormente se le encomienda, lo que con-
duce a fomentar la confianza mutua interpersonal. El modelo se
ocupa así de responder a todas las grandes preguntas, poniendo
especial énfasis en el por qué y para qué he de hacer yo lo que se
me encomienda. Y, en la medida en que todos los miembros de
la organización responden favorablemente a todas las preguntas
esenciales, se desarrolla en la empresa el valor de la unidad como
consecuencia del liderazgo, lo que conlleva en sus miembros una
actitud de ilusión, cooperación, colaboración, participación, res-
peto mutuo, desarrollo de metas comunes y alto grado de satis-
facción. Todo esto tiene su razón de ser en el criterio de consis-
tencia que constituye el objetivo de este grupo humano: la
determinación de lo valioso y lo importante como meta a la que se
tiende que constituye lo necesario, la dimensión ética de la orga-
nización que nos lleva a entender el sentido de la frase: «hay que
hacer atractivo (= eficiencia) lo necesario (= consistencia)», porque
son este conjunto de principios éticos y de valores humanos que
se proponen como lo que se debe hacer, los que constituyen la filo-
sofía empresarial y que cada miembro de la organización coteja-
rá con los que se practican en la cultura empresarial o se consi-
dera conveniente y necesario que estén en ella presentes, lo que
produce una interacción entre ambas que permite la autocorrec-
ción filosofía-cultura y viceversa. Todo ello se fundamenta en las
decisiones estratégicas que configuran el proceso mediante la pro-
gramación de las metas y objetivos finales. El tipo de motivación
que más se necesita para todo ello es la motivación trascendente,
que es un tipo de motivación interna o automotivación por la que
el individuo valora ante todo su vocación, es decir, su capacidad
de servicio, de ser útil a los demás, de promover el bien ajeno a
través de las acciones, cualidades y posibilidades que uno tiene.
Recursos Humanos
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