cidad que podemos alcanzar como personas viviendo en solitario a lo Robinson
Crusoe.
19 Todo economista sabe perfectamente que no es lo mismo valor que pre-
cio y, por tanto, no deben confundirse. El valor es algo subjetivo mientras que
el precio es el dato objetivo del mercado. Por ello, todo comprador se pregun-
ta: ¿vale lo que me cuesta?, o en otros términos: ¿me compensa personalmente
pagar lo que me piden por esto? La respuesta definitiva es siempre subjetiva: si
vale la pena (valor) pagar ese precio por las cosas que me ofrecen.
20 Nos referimos al perfeccionismo por los problemas que plantea en el
marco de la organización empresarial ya que, quien hace las cosas mal de forma
reiterada, no tardará mucho tiempo en ser amonestado por sus superiores mien-
tras que el perfeccionista puede ser, incluso, admirado y propuesto como ejem-
plo a los demás.
21 Se trata de una postura afectiva: cómo aprecia afectivamente y, por tanto,
cómo valora y defiende su postura con afirmaciones «lógicas» pero nada razo-
nables, pues todo se puede razonar en esta vida pero no todo es razonable.
22 No debemos perder de vista el problema que se presenta cuando sólo se
buscan los resultados de las acciones: si un hijo trae buenas notas, ¿sonrío por
ello aunque sea un vago? ¿Y si trae malas notas: he de poner «cara de asco» aun-
que haya trabajado y se esfuerce? Un elevado número de suspensos no debe
llevarme a que me irrite sino a buscar las causas que los originan y actuar sobre
aquellas que puedo hacerlo. En definitiva: desesperarme, no sirve para nada;
luchar «contra lo imprevisible, lo que yo nunca podré controlar» y enfadarme
por ello, no sirve para nada. Y es que, si lo único que cuentan son los resulta-
dos, podemos ver claramente cuál puede ser la conducta a seguir mediante un
ejemplo deportivo: para ganar a un equipo que es superior al nuestro, convie-
ne lesionar cuanto antes, y sin que lo note el árbitro, a sus mejores jugadores.
23 Calatayud, José Luis; Egea, Pedro; Navarro, Conchita; Ochandorena, Juan
José; Ponga, Armando; Reclade, Alfonso Carlos, No ser una silla. La cara ocul-
ta del mundo de grandes discapacitados, Ed. Txalaparta, Pamplona 1997. Moro,
Javier, El pie de Jaipur, Ed. Planeta-Seix Barral, Madrid 1995. Moya, Luis, Sobre
la marcha, Ed. Edibesa, Madrid 1997.
24 Lo que me duele y no me gusta es lo que puedo ofrecer como creyente
a Dios en exclusiva, pues no puedo librarme de todo sufrimiento en esta vida
e, incluso, puedo aceptar y escoger el sufrimiento en el servicio a los demás o
directamente por Dios mismo cuando opto, libre y voluntariamente, por el valor
redentor del sufrimiento, es decir, su valor trascendente.
25 Benigno Freire, José: Un veneno que cura, Ed. Eunsa, Pamplona 1995.
26 Crosby, Philip B., Completeness, Ed. Mc. Graw Hill, Madrid 1996, Capítulo
16.
27 Elegir el éxito, Ed. Temas de Hoy, Madrid 1994.
28 Fundamentos de la Dirección de Empresas, Ed. Rialp, Madrid 1993, capí-
tulo 11.
29 Pérez López, Juan Antonio, Fundamentos de la Dirección de Empresas,
Ed. Rialp, Madrid 1993, pp. 178-181.
30 Esta afirmación se basa en el hecho de que una persona no encuentra
tiempo para aquellas cuestiones a las que no les concede prioridad en su vida
porque, afectivamente, le interesan muy poco.
Introducción a los recursos humanos en la empresa
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