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el peso de la sección de carTas
tintos contenidos. Prefiero la explicación que propone Gomis: “Hay
dos clases de periódicos: los que a través de las cartas de los lectores
recogen y realzan sus preferencias ideológicas y los que, también a
través de las cartas, exhiben y acreditan la apertura de su abanico de
opiniones. Son dos usos distintos de un mismo espacio. A través de
las cartas, los primeros se convencen de que están en la buena línea,
que los lectores les siguen y hasta que dicen con claridad lo que ellos
mismos no siempre se atreven a escribir. […] En el segundo tipo
de periódicos, por el contrario, la sección de cartas amplía el campo
mismo de opiniones habitual en el periódico, con lo que, publicán-
dolas, el diario se da a mismo el título de liberal y lo prueba. [...]
Está acreditado que los diarios acaban pareciéndose a sus lectores y
los lectores acaban reconociéndose en su diario. Los periódicos de
ariete no necesitan tanto espacio para las cartas como los periódicos
de abanico, porque requiere menos decir una cosa que decir dos o
tres. Los periódicos de abanico tienden inevitablemente al torneo,
de ideas y de ingenio. A ese aire festivo y caballeresco contribuía el
hábito de dirigirse siempre al director, aunque fuera para referirse
a las opiniones de otro corresponsal que se refutaban de forma
indirecta. Ahora, faltos de espacio y de tiempo, se tiende a ir más
derecho al grano. Yo echo un poco de menos aquel uso retórico del
director como autoridad moral difusa” (1996: 18).
La sección tiene su importancia por la relación que abre y man-
tiene entre lectores y profesionales, y por ser popular y leída. No
obstante, la figura del profesional –director o responsable de la edi-
ción de las cartas– acaba orientando el papel de las aportaciones de
los lectores en el periódico. En este sentido, Gomis establece una
distinción entre periódicos de ariete y periódico de abanico. No creo
que haya una orientación mejor que otra. Son distintas y obedecen a
intereses diversos. Y si un periódico ha decidido reproducir uno de
los dos enfoques es porque su público lo lee así y así lo quiere y, de
alguna manera, refuerza la decisión de la dirección del periódico. Ya
se ha visto, y el propio Gomis lo subraya, que la sección de cartas al
director es un indicador sensible del tipo de lectores que tiene cada
diario (1989: 163).
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