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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
o directamente la plaza de toros, donde hombre y animal enfrentan
destinos distintos. La acepción en inglés recoge también estos signi-
ficados, pero se demora en una acepción inexistente en español: la
que se refiere al terreno de conflicto, de actividad y de esfuerzo. Y a
esta visión de la sección de cartas se acogen quienes se refieren a ella
como a una “arena”: un lugar de conflicto, de contraste, de discusión.
Y se verá qué lejos está esta explicación de cualquier consideración de
lucha cuando se vincula la “arena” con la democracia. Y, como indica
Dupre, “la contribución de la sección de cartas al director al proceso
democrático está ampliamente documentada” (2000). Y las cartas se
definene también como una “arena” tradicional entre los lugares de
pública discusión, como recuerda Wahl-Jorgensen, cuando dice que la
sección de cartas es una de las pocas arenas para la discusion pública
que ha sobrevivido sin cambios fundamentales a lo largo de la historia
de los medios de comunicación en Estados Unidos (2001).
Foro, ejercicio democrático, “arena”. Múltiples son los caminos que
llevan a la sección de cartas al director. Otro, con una simbología más
comercial, consiste en entender la sección como un mercado de ideas.37
La concepción de esta página como un mercado de ideas mezcla una
orientación más individual de las aportaciones, según la cual distintos
individuos envían informaciones y opiniones a favor o en contra de
una cuestión de interés, con la orientación más social que implica el
mercado. No se entiende un mercado sin la interacción de personas,
aunque procuren por su interés particular y diriman sus diferencias
sobre la base del argumento más persuasivo (Wahl, 2001). El mercado
sitúa la aportación propia con respecto a las aportaciones de los demás.
De esto escribieron Davis y Rarick cuando argumentaron que las cartas
se podían interpretar como una especie de caja de resonancia para las
ideas de los lectores. Esta caja de resonancia proporciona al lector una
retroalimentación –un feedback–, un mapa de sus ideas en relación a las
de los demás (Singletary, 1976: 537). Esa caja de resonancia produce
un mapa de las ideas de cada participante con respecto a las ideas del
resto. Las ideas, en el mercado.
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37 Ya en 1990, Joyce apuntó que el papel de esta página de opinión consiste en el del mercado de ideas
(“marketplace of ideas”).