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de carTa a carTa al direcTor
ponsabilidad en una redacción para decidir qué material verá la luz y qué
material se desechará. El director de un periódico es el guardabarreras de
mayor responsabilidad y esta responsabilidad la aplica también sobre las
cartas que recibe de los lectores. Él o quien él decida. Por esa razón, el
superlector puede considerarse también un gatekeeper, un guardabarrera.33
El doble flujo de conversación
He procurado acercarme a la definición de las cartas al director
desvelando las aportaciones centradas en la relación entre el individuo
y el periódico. Cartas que se explicaban, a la manera de Liefer (1990),
como un vehículo para la transacción intelectual entre el lector y el
periodista. Pero ya se vio que las cartas son un tipo de conversación
cuyo cauce es la palabra escrita. Y las cartas al director no podían ser
menos. Conversación entre los lectores y el medio de comunicación, o
conversación entre personas que comparten un mismo contexto, sim-
bolizado por el periódico. No es tan clara aquí la conversación como
cuando se relacionaban sólo dos personas. Hay entidades intermedias
en las cartas al director. Pero la conversación brota. O su simulacro.
Ya se sabe, la prensa nació para fomentar la conversación. “Y
desde que, casi dos siglos después de haberse inventado, se descubrió
la utilidad de la imprenta para animar y enriquecer las conversaciones,
apareció la prensa” (Gomis, 1997: 20). Lorenzo Gomis retoma el hilo
histórico que une los principios del periodismo con el día actual para
describir el influjo del periodismo en la conversación. “Pero el secreto
es la conversación. Donde no hay conversación, no hay cambio (Es
verdad que tampoco hay chisme. Pero es que la conversación, que
puede ser debate, conferencia, puede ser también habladuría, cotilleo.)
Los primeros periódicos –escribió en su día un observador tan pene-
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33 Sobre las razones que asisten al guardabarrera para dar paso o cerrarlo a una información o a una
opinión, Gomis da una muestra: “A lo largo de los decenios de 1950 y 1960, diferentes estudios ana-
lizaron las influencias que determinan la actividad del ‘guardabarrera’ y se vió que éstas abrazan fac-
tores diversos, como la autoridad y las sanciones del propietario, las normas y la ética de la profesión,
los valores y los antecedentes personales del ‘guardabarrera’, la influencia informal de sus colegas,
las demandas y las respuestas de la audiencia, las presiones de la comunidad y de la estructura social
exterior, los otros grupos de referencia que pueden estar vinculados a las fuentes de información..”
(1989: 39-40). En el caso de las cartas al director, los parámetros del gatekeeping se detallan en el
capítulo siguiente.