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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
Se confiere de esta manera a los redactores de las cartas, y por
extensión a todos los lectores, una porción de la responsabilidad sobre
los contenidos. Y el público la toma. Las cartas devienen una forma de
corrección de la publicación (Woseley, 1963). Nemeth, en su trabajo de
comparación de las vías de diálogo entre periódico y público en cuatro
diarios estadounidenses, afirma que las cartas canalizan las correcciones
de carácter subjetivo, mientras que la fe de erratas sirve para reconocer
errores objetivos cometidos por la redacción30 (1999). La corrección que
los lectores, a través de las cartas, aplican a los contenidos publicados
por el medio forma parte de la relación que mantienen el periódico y
su público. Y, lejos de obviar lo que los lectores aclaran, las redacciones
toman en consideración estas aportaciones: “Sobre el 5% de nuestras
decisiones reflejan el diálogo entre autores de cartas al director; esta
tendencia es mayor en Rocky Mountain News” (Nemeth, 1999).
La corrección de los redactores de cartas puede tratar cuestiones de
fondo o aspectos gramaticales y formales. Como indican Armañazas
y Díaz Noci: “Siempre hay un lector que sabe más del asunto que los
propios redactores y que ofrece un capital informativo al diario” (1996:
164). Las aportaciones de los lectores completan el periódico. El tiem-
po de producción de un diario o de una revista y los materiales de los
que están hechos impiden que el resto de los lectores entiendan que
la aportación de otro lector que aclara, detalla o aporta pruebas para
desmentir un texto de la redacción forma parte del propio producto.
Es consustancial a la grandeza que supone haber propiciado que un
grupo de personas se interesen por los mismos contenidos. Los medios
digitales no sólo permiten, sino que deben fomentar este tipo de parti-
cipación que mejora el producto. Se tratará más adelante.
Quede como ejemplo del alcance de la responsabilidad de los
redactores de cartas el testimonio de Armañazas y Díaz Noci. Estos
profesores explican que las opiniones de los lectores han servido en
algunos casos para introducir modificaciones en el libro de estilo de
una publicación. En este sentido, los lectores se muestran especialmen-
te preocupados los fallos en las informaciones información y por las
incorrecciones y los fallos expresivos. Y también se procupan por otras
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30 Como el propio Nemeth recuerda, los resultados de su estudio coinciden con los del trabajo de
Barkin y Levy acerca de la fe de erratas en los diarios The New York Times y The Washington Post.