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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
fuente de información sobre los lectores propios. Y no sólo interesa
lo que dicen, sino que resulta fundamental la manera cómo lo dicen, el
tono que emplean para dirigirse al director o para promover debates
con otros lectores. Estas características de las cartas resultan básicas
para diagnosticar la calidad de la relación entre los lectores de un perió-
dico. Lo cerca que se encuentran unos de otros (aunque discrepen), lo
mucho que comparten, lo poco que costaría convertir a ese público en
una comunidad alrededor del medio de comunicación.
Aunque entre las cartas se acaban encontrando coincidencias que
dibujan los perfiles generales del público y lo que ese público piensa
del periódico, ninguna aportación es desdeñable y, como apuntaron
Brown y Mott (Brown, 1963: 258) y luego el propio Gomis (1989: 163),
hasta de las cartas de los excéntricos y de aquellos que pretenden hacer-
se publicidad personal puede sacar el director conclusiones atinadas.
No tienen los periodistas muchas maneras de recabar información
de sus lectores. Menos aún que tengan un carácter cualitativo. Sólo las
entrevistas personales, escasas y costosas, permiten conocer para quié-
nes escriben los redactores de un periódico, no sin causar molestias
a quienes son interrogados. Por ello, Gomis concluye: “Las cartas al
director –tanto las que se publican como las que quedan inéditas– son
la manera más sencilla que tiene un diario de conocer a sus propios
lectores. Es verdad que no todos escriben, ni mucho menos, pero los
que escriben dicen tanto en poco espacio que ofrecen una información
mucho más rica que los sondeos o encuestas” (1996: 18).
La responsabilidad de los redactores de cartas
Tal vez la palabra es accountability. La sección permite que los perio-
distas rindan cuentas de lo que hacen, se tengan que responsabilizar
ante una mirada crítica. La idea es de Wahl-Jorgensen: “La sección de
cartas mejora la credibilidad del diario a los ojos de los lectores, porque
pone en marcha un mecanismo de accountability para los contenidos
informativos” (2001). Meyer apunta que su periódico propone dos vías
de participación al público. Una fomenta claramente el debate. La otra,
la sección de las cartas al director, permite a los lectores mostrar sus
discrepancias y sus críticas al contenido del diario (1968). La posibili-
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