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de carTa a carTa al direcTor
general, clientes lectores o simpatizantes que deseen ofrecer sus libres
opiniones. Se supone que escogen y muestrean entre las miles de cartas
que reciben, las más cortas, directas y/o sucintas en su explicación y
exposición. Al mismo tiempo que reúnan en su contenido literario una
calidad, actualidad e impacto social” (1991: 21).
Un ejercicio de relaciones públicas
Las cartas al director pueden considerarse también como un instru-
mento de relaciones públicas del periódico. Es lo que propone Karin
Wahl-Jorgensen en su trabajo “Understanding the Conditions for
Public Discourse: A Critique of Criteria for Letters to the Editor”. El
hecho que las cartas sean un instrumento de relaciones públicas per-
mite vincular el compromiso con la democracia de los medios con su
necesidad de ganar dinero (2001). Democracia –es decir, hacer llegar
la voz del lector– y negocio, unidos en una misma sección. La explica-
ción que sustenta esta fusión es la siguiente. Si se provee un foro a los
ciudadanos, el periódico gana en popularidad, circulación y en ingresos
publicitarios. Y los lectores encuentran un camino para sus quejas o
una oportunidad para la “catarsis”27 individual. Según se desprende de
esta definición, los periódicos que utilizan la sección de cartas como
relaciones públicas sí que conocen todo su potencial. Ya no se trata de
dar la oportunidad a los lectores de que aparezcan en el periódico. No
se trata de ofertar un espacio gratis, sino de proveer entre los ciudada-
nos un foro: una conversación con sentido y objetivos, como detallaré
en unas líneas. Los periódicos, en este caso, se aprovechan de que la
sección de cartas sea leída y sea popular (accesible a todos los públi-
cos), y ganan popularidad. La circulación y los ingresos por publicidad
se comportan como consecuencias de lo anterior.
La sección, según Cranberg y Stewart, funciona como instrumento
de relaciones públicas puesto que permite a los lectores hablar sobre
acontecimientos corrientes. Pero sobre todo, y esto enlaza con la posi-
bilidad de establecer una vía para los agravios y una oportunidad para
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27 Este concepto, catarsis, acuñado por Davis y Rarick en 1964 en referencia a las cartas al director,
tendrá su propio análisis.