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de carTa a carTa al direcTor
de Armañazas y Díaz Noci incide en este aspecto: “Si bien las cartas de
los lectores suponen el reconocimiento del derecho de éstos a expresar
su parecer sobre los más variados temas, otorgado por la publicación,
sabiamente manejadas, estas cartas se convierten en un elemento de
reconocida eficacia al servicio de la línea editorial del medio. Se trata
de un recurso más para modelar la opinión pública por parte de los
medios de comunicación” (1996: 165). Es cierto que las cartas pueden
llegar más directamente a la opinión pública, puesto que son unos
textos de más fácil digestión que los que aparecen en otras secciones o
que pertenecen a otros géneros, y que las páginas de las cartas al direc-
tor suelen estar entre las más leídas. De la misma opinión es Morán:
“Puede afirmarse sin empacho que la sección de cartas de los lectores,
sabiamente manejada, se convierte en un arma de reconocida eficacia
al servicio de la línea editorial del medio. En consecuencia, no existe en
España un solo diario nacional ni revista de información general que
prescinda de este recurso adicional para el moldeo de la opinión públi-
ca” (1988: 226). Y sobre el éxito de la página y sobre el sentido que
le puede dar el periódico que la publica Abril afirma: “El apartado de
cartas es uno de los espacios más leídos de la sección de opinión por lo
que, si se sabe manejar con habilidad, se convierte en un arma eficaz al
servicio de la línea editorial del medio, un recurso más para modelar la
opinión pública. Las cartas sirven también como indicador del tipo de
personas que tiene una publicación, de sus intereses y preocupaciones,
aunque la ‘cara pública’ que se enseña y da a conocer, es la que interesa
al medio” (1999: 161). Y queda claro, según lo propuesto por Abril
que, aunque el medio de comunicación tiene un conocimiento exacto
del perfil de sus lectores y de sus opiniones, publica sólo las cartas cuyo
perfil se adecua al que quiere mostrar.
No obstante, los periódicos suelen cuidar que se les critique con
alguna frecuencia. Aunque dirijan la sección en la dirección que crean
más conveniente para sus intereses, eluden un enfoque granítico y
permiten que se filtren cartas que no responden a sus propósitos y, a
veces, que los transgreden con vehemencia. “La opinión del lector que
escribe la carta puede parecerle muy equivocada al director –si expresa
un punto de vista opuesto al periódico– pero es una acción a la que el
lector tiene derecho. Por esta razón, la mayoría de los periódicos que
tienen amplitud de criterio publican no solamente las cartas favorables,
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