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sobre la comunicación por carTa
te aparece antes del del destinatario.22 El saludo se encuentra al comien-
zo, no al final: C. Iulius Caesar M. Tullio Ciceroni s(alutem) p(lurinam) d(icit).
Si se emplea un vocativo se coloca no al principio, sino en el segundo
puesto; el ejemplo mejor conocido es probablemente el comienzo de
los Hechos de los Apóstoles: ‘mi primera obra la he escrito, querido
Teófilo...’. La abreviatura clásica de la carta romana es S.V.B.E.E.V. (si
vales, bene est, ego valeo). Al final de la carta se encuentra un vale u otro
deseo similar” (Albrecht, 1997: 482).
Si bien se verá que los criterios de brevedad y claridad son dos pila-
res de la edificación de la teoría de las cartas al director, por lo que res-
pecta a los convencionalismos que encabezan y despiden las cartas al
director se han limitado hasta la eliminación en algunas publicaciones.
Dos son las causas de la eliminación periodística de estos convencio-
nalismos en las cartas al director. Por un lado, este tipo de formalismos
se convertían en una guía para las personas que se aprestaban a escribir
una carta, teniendo en cuenta que la alfabetización no estaba extendida
y la pericia en la redacción no era en todos los casos óptima. Esta guía
no tiene sentido hoy puesto que el grado de alfabetización del remiten-
te de la carta y del destinatario de la carta (director de la publicación y
público lector) permite prescindir de estas muletas. Por otro lado, estos
formalismos son estructuras muy poco informativas y de carácter repe-
titivo en el caso de las cartas al director (puesto que todas van dirigidas
al mismo destinatario) y el medio no suele gastar espacio incorporando
estos formalismos en sus páginas. En todo caso, estas formas de pre-
sentación y despedida se mantienen en las cartas que recibe el medio
de sus lectores, pero se eliminan en la mayoría de los casos en la forma
publicada de estas cartas.
Por otro lado, ya desde antiguo se entiende que la palabra es un
regalo. La intención del redactor de una carta, la actitud que muestra
en su texto y la emotividad que manifiesta son cuestiones que no
deben marginarse en el caso de las cartas. “Lo que subyace al envío
de noticias, lo que lo fundamenta, suele ser el ejercicio de la amistad.
Es éste el motor u origen principal de tanta escritura epistolar y su
función más profunda. Tanto es así que cabe perfectamente descui-
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22 Exceptuando aquellos casos que se han tratado en los que las relaciones sociales específicas entre los
interlocutores hacían variar el orden de aparición de los nombres.