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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
comparten un mismo presente. La ausencia es el tiempo y no el lugar.
Y la comunicación que resulta es una comunicación diferida.
Esa comunicación diferida es otra –y tal vez la más importante–
característica de la escritura. La escritura, comunicación diferida, podría
considerarse como un simulacro de comunicación, ya que uno de los
interlocutores falta y no se produce una comunicación bidireccional. La
escritura es una comunicación en la ausencia del otro que se produce
en tiempos distintos: el tiempo de la redacción y el tiempo de la lectura,
y, en medio, el tiempo de la espera. Esa espera forja la escritura, puesto
que distancia en el tiempo al redactor del lector. Lo propio de las cartas,
como en la escritura, es que los que intervienen no están en el mismo
presente. Y, como escribió Roth, sólo el presente es la patria.
Y es que en las cartas todo lo que quiera decirse debe ponerse por
escrito. Y aquí sí que Salinas describe con nuevo brío lo que significa
valerse sólo de la escritura para comunicarse. Ese hombre que solamente
de la lengua, en su carácter más abstracto, se vale. “Es, en suma, la actitud
reflexiva frente al propio idioma, situación nueva. Hay que empuñar esa
herramienta única, y desempeñarse con tal destreza y arte que con ella,
no más, se diga todo lo que en el interior está queriendo ser dicho” (1993:
50). La escritura atrapa las palabras, como un insecto antediluviano es
atrapado en una gota de ámbar y aparece, siglos más tarde, a través de
la cristalina jaula en todo su detalle. La escritura fija las ideas y compro-
mete al redactor con lo escrito. Ese compromiso, característica propia
de la escritura, alienta también el sentido moral de las cartas y vincula al
remitente con el destinatario a través de los textos que le escribe y envía.
Conversación y escritura son los materiales de los que está com-
puesto el núcleo del problema epistolar. Lo sintetiza Guillén del
siguiente modo: “La comunicación epistolar se efectúa por medio de
la escritura [...] y como tal no puede considerarse, a diferencia del diá-
logo, como una imitación de un intercambio hablado, como habla, o
como simulacro de habla” (1998: 200). Y el propio Guillén apunta que
la distancia física y la distancia en el tiempo convierten a las palabras
capturadas en una carta en la expresión de una amistad y la propia carta
en una regalo para quien la recibe de parte de quien la envía. La corres-
pondencia consiste en ese compromiso mantenido en el tiempo de
redacción e intercambio de textos entre personas ausentes que simulan
una conversación diferida.
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