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las carTas al direcTor en Tiempos de censura
lectores que están de acuerdo con las críticas y los lectores que con-
sideran inadecuadas, excesivas y destructivas las discrepancias que
mantiene la revista con su entorno social, político y religioso. La crítica
que incorporan las páginas de la revista canaliza la posibilidad de un
“nuevo orden de cosas”. En relación al ambiente político y social de la
España de posguerra se afirma que es hipócrita. La crítica se concibe
como un motor para pensar y no como una guía doctrinal. La imagen
de la revista es la de una publicación que critica la sociedad española y
que proporciona elementos para la reflexión. La crítica se opone a la
“terrible uniformidad” de la prensa (Melloni, 1980).
En tercer lugar, hay que destacar que se hagan públicas posiciones
ideológicas contrarias que promueven el debate. Esta diversidad de
opiniones será valorada positivamente por una parte de sus lectores,
que verán en ella una voluntad de diálogo, y será rebatida por otro
grupo de los lectores, que entenderá que la revista propugna el enfren-
tamiento. El diálogo de El Ciervo contrasta con la visión maniquea
(nosotros-los otros, amor-interés, pueblo-populacho) y con la intran-
sigencia y la violencia que transparenta el discurso franquista que se
caracteriza por su polémica con incorporación de la vulgarización, el
registro hablado, la invectiva y la injuria (Melloni, 1980).
Al hilo de esta voluntad de diálogo-enfrentamiento, la revista tendrá
un estilo claro, que para algunos es más bien enrevesado, falto de humor
y, sobre todo, excesivamente intelectual. Frente a este estilo que quiere
hacerse entender, el franquismo opone un alto nivel de abstracción en
sus discursos pero sin racionalidad. Se trata de un estilo que propende a la
irracionalidad. De un estilo orientado a la adhesión emotiva o irracional.
El régimen franquista procura la construcción de una serie de temas clave
a los que embellece retóricamente. Para este fin resultan muy efectivos
los símbolos (la bandera, José Antonio, Franco, el Ejército, la sangre) y
un léxico “arcaico, sonoro, pretendidamente poético” (Melloni, 1980). Se
trata también de un estilo que redefine las palabras a partir del contraste
entre el significado anterior y el significado actual, el que han decidido
darle ahora. Este es una de las vías utilizadas para vaciar de sentido el
lenguaje democrático y liberal. Por ejemplo, llama “Constitución” a sus
Principios Fundamentales y “Parlamento” a la Cortes franquistas.
Por último, otro valor que surge con fuerza es la juventud. El
Ciervo tiene, según las opiniones vertidas en las cartas al director, un
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