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las carTas al direcTor en Tiempos de censura
en contra
• Se puede ser un buen católico y no admitir la democracia.
• El artículo desagrada; la idea de la “tan cacareada Democracia
Cristiana” quedó clara en un artículo del periódico Arriba.
• El artículo es la mayor metedura de pata de la revista: hay muchas
“cosas feas” compatibles con el catolicismo. [“Las cartas de pro-
testa se publican porque son muestras claras de antidemocratis-
mo.” Esta última idea, recogida aquí como un inciso, no responde
a la tesis central del artículo, pero sí es indicativa de la orientación
de la opinión del lector.]
• La revista alaba, propaga, bendice y recomienda la democracia
parlamentaria que impera en países donde existe el divorcio.
• Las elecciones de la calle están de sobra, puesto que la cultura y la
buena intención de los votantes son cuestiones de formación.
De lector a colaborador
No es habitual en un periódico que los lectores que redactan y
envían cartas a la redacción, sea para informar de aspectos persona-
les o institucionales, sea para opinar a favor o en contra de tal o cual
objeto, sea para contestar a lo que publica la revista o a la línea que
sigue, acaben convirtiéndose en colaboradores del medio. De hecho,
según Brian Thornton (Thornton, 1996) la separación definitiva entre
lectores y periodistas empezó a finales del siglo xix y la distancia que se
generó a partir de entonces se ha acortado en escasa ocasiones.126 Esto
ha significado que sólo ocasionalmente los lectores han traspasado la
barrera y se han convertido en periodistas. El Ciervo representa uno de
los casos en los que la distancia se acorta y algunos lectores, redactores
de cartas, se convierten en colaboradores de la revista y en algún caso,
incluso, en accionistas de la empresa que publica la revista.
Entre los redactores de cartas que tiene por objeto –de uno u otro
modo– la revista El Ciervo127 van a surgir algunos futuros articulistas de
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126 Thornton se basa en el estudio Journalistic Standards de Dicken-Garcia.
127 Se omiten el resto de redactores de las 455 no estudiadas en este trabajo y que responden a lo que se
denomina retórica de la participación y retórica del diálogo. Algunos de los redactores de estas cartas
probablemente también han podido engrosar la nómina de colaboradores de El Ciervo.