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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
gamos más peros y avancemos decididos en busca de la verdad” (JUAN
LUIS ERCILLA, “El trabajador en la empresa”, El Ciervo, 125: 14).
“Llevo escritas –y rotas después de leerlas– más de cuatro cartas en con-
testación de la del señor Ercilla acerca de mis opiniones sobre el tema ‘El
trabajador en la empresa’, y la verdad es que no sé si encontraré la forma de
hacerme entender por este señor y cuantos como él piensan. [...]
Y entonces vería el señor Ercilla el por qué (sic) yo creo que debo poner
‘peros’ en donde yo los veo” (J. CUADRADA SOLER, El trabajador en la
empresa”, El Ciervo, 126: 14).
“Creo que en su carta a Alfonso Carlos Comín le ha faltado un poco, o un
mucho, de ese sentido positivo al no saber o no poder valorar a Comín. [...]
Alfonso Carlos no es un Judas, no. Quizá se asemeje mucho más a la figura
de un san Pablo, por su desprendimiento, por su entrega total a los demás
y por su valentía. [...]
Me atrevo a aconsejarle que vuelva a leer ‘Diálogo sobre el Opus Dei’ y
al mismo tiempo que relea su carta y vea que lo único que en ella hace es
zaherirle a él personalmente, pero no aporta luz ninguna que pueda echar
por tierra lo que él nos decía en su artículo” (PEDRO REY SÁNCHEZ,
“Respuesta a una carta”, El Ciervo, 135: 19).
“También por medio de testimonios indirectos, siempre más imparciales
cuando se dialoga, voy a tratar de exponer mis razones a J. S. M., de Bar-
celona, para expresar mi no total conformidad con el contenido [...] de su
carta” (P. A. Z. L., “El misterio”, El Ciervo, 136: 18).
F) Descalificadora. Una carta discrepa absolutamente del contenido
de una carta anterior y llega, incluso, a descalificar al autor de la carta.
“El motivo de esta carta es contestar a doña Elena Roig sobre el pro-
blema del servicio doméstico, suscitado en esta revista.
Creemos nosotros que esta cuestión es debida a un equívoco: Masana habla
de lo que ‘es’ el servicio doméstico como problema social español, Su Santi-
dad habla de lo que ‘debe ser’ y usted, doña Elena, confunde ambas cosas”
(CORINTIOS, “El Papa y el servicio doméstico”, El Ciervo, 65: 11).
“En el número de febrero de la Revista, publicó una carta el señor D. Sevi-
lla Andrés, réplica a un artículo aparecido en la misma Revista dos meses
antes. Los argumentos que expone en la carta dicho señor para rebatir las
tesis del citado artículo son, en su mayoría, totalmente erróneos. Es lamen-
table debido a una:
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