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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
ción privada. Sobre estas formas epistolares simplemente describo este
parentesco con el sujeto que aquí me ocupa.
La ficción ha dejado destellos del interés que existía por los
epistolarios. Recojo aquí algunas líneas de Los idus de marzo, novela
estructurada a partir casi exclusivamente de intercambios de cartas
entre los personajes que conforman la trama (la conspiración para el
asesinato del dictador Cayo Julio César). Las líneas que reproduzco
las recorto del supuesto diario epistolar de César a su amigo Lucio
Mamilio Turrino: “Mi hijo [se refiere a su sobrino Octavio, a quien
César adoptó oficialmente en su testamento, redactado en septiembre,
pero aún desconocido por el pueblo] regresará a Roma poco después
de mi partida. Es un excelente muchacho. Me ha halagado mucho
que me escribiera sobre el alto concepto en que tiene a Calpurnia. He
dicho a mi esposa que puede esperar de su parte la camaradería de un
hermano mayor, o más bien la de un tío. Octavio ha vivido toda su
juventud en el curso de un año y ahora está bien entrado en la madu-
rez. Sus cartas no son menos sentenciosas que las contenidas en La
correspondencia de Telémaco [‘epistolario modelo’, de amplia difusión en
las escuelas]” (Wilder, 1999: 259).
Cartas privadas, cartas públicas
La separación entre cartas privadas y cartas públicas constituye
una de las claves que permiten distinguir el redactado de cartas que
responden a las necesidades de comunicación entre dos personas, de
las cartas maquilladas para persuadir a públicos amplios o que incor-
poran elementos de ficción. Ya los analistas de las cartas del Nuevo
Testamento (las cartas de Pablo específicamente) separan un tipo de
cartas que representan uno de los lados de una conversación de las que
son conscientemente literarias; discriminan las cartas que proceden
de la vida real de las que reproducen temas trabajados para alcanzar
el interés de audiencias generales. “Es reconocido ampliamente entre
los expertos que la clásica distinction de Adolf Deissmanns entre car-
tas ‘reales’ y ‘no-reales’, o entre cartas y epístolas, estuvo basada más
en su objetivo de demostrar que las cartas de Pablo fueron cartas no
literarias y distinguirlas de las escritas por filósofos y rétores. Él trató
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