271
las carTas al direcTor en Tiempos de censura
Como la revista había publicado en su número 125 una nueva res-
puesta a la carta de Joaquín Pérez, éste contesta en el número 127:
“La carta que publica en su núm. 125, firmada por P. Alcalá, obliga a
nuevas precisiones. Aunque puede parecer reiterativo el tema, no lo es en
cuanto que despierta interés” (JOAQUIN PÉREZ NÚÑEZ, “Democra-
cia y fascismo”, El Ciervo, 127: 14-15).
En el número siguiente de la revista (128) acaba la polémica acerca
del fascismo:
“La claridad con que el señor Pérez Núñez se produjo en relación
con el tema que encabeza estas líneas –carta publicada en el núme-
ro 126 de El Ciervonos ha animado a entrar en el diálogo con el pro-
pósito de hacer algunas aportaciones al mismo sin perjuicio de que
el P. Arner pueda intervenir de nuevo, cual es de esperar.
Como quiera que lo cortés no quita lo valiente, es de alabar que el señor
Pérez Núñez no se recate en proclamar sus simpatías hacia los sistemas
políticos fascistas. [...]”
El autor de esta carta cita y rebate a Pérez Núñez varios argumentos
y concluye:
“De lo que antecede ya puede el señor Pérez Núñez deducir que no pode-
mos por menos de rechazar su pretensión de que los sistemas totalitarios
constituyan salución (sic) válida para los problemas políticos de la sociedad
moderna. [...]
Lo que prima hoy en el mundo, señor Pérez Núñez, es otro clima, [...]”
(JOSÉ ÁLVARO DAPONTE URRELA, “El fascismo. Directrices políti-
cas, directrices morales”, El Ciervo, 128: 10-11).
“Jamás pude pensar que mi carta escrita desde Roma, hace un año, iba a dar
tales brincos europeos.
Primero en Roma. Luego continuó en amigable controversia en España. Y
ahora un amigo me envía el último número de El Ciervo, para que nuevamen-
te distraiga mis ocios estivos en estas verdes praderas teutónicas.
Amigo señor Pérez: créame que su última carta me ha complacido sobre-
manera, pues la leo y vuelvo a leer y no encuentro en ella sino una plena
coincidencia con todo lo anteriormente escrito por mí. [...]
En resumen, ¿acaso desea usted mi respuesta clara y rasa sobre si usted, amigo
señor Pérez, puede ser buen católico y fascista al mismo tiempo?
Naturalmente. En la casa del Padre hay muchas moradas. Y el Evangelio
271