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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
Él lanzó, quizá por primera vez, el grito de dolor de España, aquel ¡me duele
España! tan parecido al ¡España no nos gusta!” (M.IGLESIAS RAMÍREZ,
“Unamuno en el Índice”, El Ciervo, 52: 6).
“Y a quienes la acometen con valor y decisición, con resolución inque-
brantable, los hombres les debemos gratitud. Seamos pues agradecidos
con el papa Juan, con el presidente Kennedy y con el señor Kruschev.
Seamos agradecidos en forma práctica, en forma eficaz. Aceptamos la
lección que ellos nos han dado y cooperando a la obra que ellos iniciaron”
(RAFAEL S. MARMOLEJO, “Adiós a Kruschev”, El Ciervo, 131: 11).
También se defendían colectivos en la sección de cartas de los lec-
tores: la juventud, los obispos. Se publicó asimismo la defensa del tea-
tro, el elogio de algunos libros (Las razones del proletariado, de Eduardo
Obregón; Las ciegas hormigas, de Pinilla; El bosque de los muertos, de Ernst
Wiechert) y de alguna película (Vida privada).
Las críticas se centran en: la juventud, los creyentes, el peligro
nuclear, Alemania, el Osservatore Romano y J. M. Pemán. También se
critican la película Puerta de las lilas y los libros Los nuevos curas, de Michel
Saint-Pierre, y las novelas modernas en general.
“Se trata de una queja (...). Yo quisiera pedir un suplemento de compren-
sión y atención en la crítica que los seglares realizáis de nuestra labor y de
nuestros métodos sacerdotales” (ENRIQUE COMAS, Pbro, “Un rue-
go...”, El Ciervo, 48: 6).
“No sé si habrá algún prelado que, en el Concilio que Dios quiera próximo
y fecundo, tenga intención de replantear una pequeña cuestión de orden
técnico: la existencia y sentido del Osservatore Romano. Este diario, escrito en
italiano, y quizá por ello, desmesuradamente sensible a los problemas de la
política de Italia, ¿suena a órgano de la Iglesia ecuménica? Y más aún, ¿cuál
es exactamente el sentido de que la Iglesia católica tenga un diario? Por ahí
se tiende a dogmatizar todo lo que aparezca impreso en el Osservatores igual
que si quedara recogido en el Credo” (J. M.VALVERDE, “Osservatore
Romano”, El Ciervo, 81:15).
La crítica a la política española aparece de modo explícito en cuatro
cartas.
“Pero cuanto más gano en distancia, (...) más me da que pensar
la finalidad verdaderamente grande que (...) podíamos reconocer
detrás de los afanes de las fuerzas católicas en España (...)
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