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sobre la comunicación por carTa
curioso-erudito, comercial, público y económico, fundado y dirigido desde 1758
por Francisco Mariano Nipho. Ese resulta ser el primer precedente de
publicación de cartas en la prensa española, según coinciden Alejandro
Pizarroso (1994: 266) y María Dolores Sáiz (1983: 135).
La importancia del contexto
Sean cuáles sean los tipos de cartas que se describan y concediendo
que la mayoría de ellos, si no todos, podrían aplicarse a la comunica-
ción por carta en nuestros días, se evidencia que la forma en la que
están escritas las cartas depende de la ocasión para la que se escriben
(Hester, 2001) y a las personas a las que van dirigidas: “En casi todos
los casos se hace hincapié no ya en el tema o estilo idóneo sino en el
carácter del destinatario, su posición social y los lazos que le unen, o
que podrían unirle, a quien le escribe” (Guillén , 1998: 182). A este res-
pecto, White describe cómo si se encuentra el nombre del destinatario
antes que el nombre del autor de la carta puede indicar que el emisor
se considera en una situación social inferior a la del destinatario o que
la carta le pide un favor (White, 1981: 94).
Los manuales epistolares franceses de los siglos xviii y xix hacen
también referencia a las relaciones sociales del remitente y del desti-
natario y a cómo sus dependencias sociales afectan a la escritura de las
cartas: “Según la antigua distinción el manual [Règles de la bienséance et
de la civilité chrétienne très utile pour l’éducation des enfants et pour les persones
qui n’ont pas la politesse du monde ni la langue française, de J.B. de La Salle]
subraya que hay tres tipos de cartas en relación a las personas: los
iguales, los inferiores y los superiores y que igualmente hay tres tipos
en función de lo que se escribe: las cartas de negocios, las familares
y las de cortesía, hay por lo tanto tantos estilos como tantos modos
de poner en evidencia las diferencias sociales. Basta con utilizar
correctamente los términos del respeto, la consideración, el cuidado
o la afectación. La civilidad epistolar es el arte de tratar a distancia a
las personas según su rango” (Grassi, 1990: 88). El manual de Louis
Philipon de la Madeleine titulado Modèles de lettres sur différents sujets y
aparecido el año 1761 supone otro buen ejemplo. En la descripción
que realiza Grassi de sus propuestas destaca la siguiente: “En el primer
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