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las carTas al direcTor en Tiempos de censura
Algo dice de este acercamiento de Cerón a la revista Joan Gomis en
sus memorias: “En algún momento de aquellos años, desde la fecha
de los artículos indicados en la primavera de 1958, cuando se fundó en
Madrid el ‘Frente de Liberación Popular’ con nombre y todo, Cerón
inició los contactos con gente de Cataluña, y creo que empezó con
personas de El Ciervo. Era lógico. En realidad muchas de las ideas que
se encontraban en la revista habían nutrido, por lo menos en parte, los
proyectos del diplomático humorista y de sus amigos. Estas ideas esta-
ban en el aire en sectores de las nuevas generaciones, pero no había en
España ninguna publicación que las expresara y las difundiera más allá
de El Ciervo” (1994: 54). Entre los colaboradores de aquella hora que se
acercaron a la política estaba J. A. González Casanova: “Los ‘políticos’
fundamos el Frente de Liberación Popular (el popular ‘Felipe’ de los
años 60) que, en Cataluña, se constituyó como organización autónoma
y federada con el ardiente nombre de FOC (fuego) o Front Obrer
de Catalunya. Su rocambolesca historia no hace al caso sino es para
atestiguar que durante mucho tiempo, e incluso hoy, los entendidos
en la lucha clandestina antifranquista de orientación socialcomunista
revolucionaria consideran a El Ciervo cuna de dicho movimiento y el
crisol donde se formaron algunos de sus dirigentes, cristianos o no”
(González, 1992: 200-201).
El año 1956 está marcado por las turbulencias políticas y la violencia
internacional. Argelia estaba en guerra, Francia e Inglaterra intervenían
bélicamente en el canal de Suez, se multiplicaban los disturbios en
Polonia y los tanques soviéticos irrumpían en Hungría. En España se
producen durante este año disturbios en la universidad que se saldan
con la detención de numerosos jóvenes entre los que se cuentan colabo-
radores de El Ciervo, tanto los que escribían artículos como los que sólo
participaban de las reuniones. Tras la detención, la revista sigue funcio-
nando con cierta normalidad, puesto que la mayoría de los fundadores
de la revista desconocía la actividades clandestinas de los jóvenes.
Después de 1956, Alfonso Carlos Comín marcha, con los jóvenes
más activistas del grupo, de la publicación a la revista Aún, que se
prohíbe poco tiempo después. Este hecho afianza la postura de la
dirección de El Ciervo. La revista prosigue su vida como tal sin sentir
ninguna tentación de actividades políticas concretas. Aumenta el con-
tenido objetivo político-religioso y se diluye la mezcla estilística inicial:
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