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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
soledad interna de la propia sociedad. Cómo pedir a un ciudadano que
se expresara llanamente si ni siquiera los profesionales del periodismo
osábamos hacerlo’. Los diarios tenían lectores-compradores, clientes
para la publicidad, pero no parecía que, en todos los casos, hubiera
auténticos lectores de los mismos, personas implicadas con el mensaje
que transmitían (1996: 166).
El estudio que propongo en este capítulo permite comprobar
cómo, en algunas ocasiones, se da esa complicidad entre el medio
de comunicación y su público. Complicidad que se pone de manifiesto
con aportaciones de los lectores que van más allá de donde puede llegar
la publicación y complicidad que también se evidencia con las muestras
de descontento y las críticas de los lectores partidarios de la situación
política totalitaria, que elevan su voz para denunciar la heterodoxia
de la publicación y de algunos de sus lectores. Bien es cierto que esta
relación tan estrecha entre el medio de comunicación y su público
suele darse con mayor facilidad si los intereses que unen al medio con
los lectores son muy evidentes. Es más fácil que se dé una vinculación
alta entre una revista especializada y su público que entre un diario y su
público, puesto que los intereses que atan al público con un diario son
más variados y difusos.
No obstante, el estudio de las relaciones de los lectores con su
publicación entrañan dificultades, como pone de relieve Pierre Albert:
“El estudio de las relaciones entre la prensa y sus lectores es difícil ya
que las investigaciones son a menudo demasiado vagas para permitir
analizar en su diversidad y su sutilidad los lazos que existen entre un
lector y su diario”. El mismo Albert insiste en esa dificultad cuando
aclara: “[...] El efecto de este contenido [el de la publicación] sobre
el público escapa de hecho a un estudio muy preciso, puesto que la
manera en la que cada lector aprehende este contenido es muy perso-
nal” (1968: 58).
En este sentido, el estudio de las cartas al director publicadas por la
revista El Ciervo permite comprobar que la revista llegó a su público, a
pesar de estar sometida a las censuras eclesiástica y civil durante el fran-
quismo y hasta la entrada en vigor de la Ley de Prensa el año 1966. Una
revista como El Ciervo, sometida a la censura, sin medios económicos
y poco conocida, explicó asuntos que a su público le podían parecer
interesantes y proporcionó opiniones diversas a las que aparecían
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