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las carTas al direcTor en Tiempos de censura
efecto, que la carta es acción. Y entienden que esta actividad es real y
eficaz, más que nunca cuando se ejerce en ciertos dominios, como la
política o la ciencia, en los que cualquier otra acción les está prohibida”
(Girou, 2001). La analogía resulta sencilla en este caso. Las cartas al
director, que son un tipo de cartas privadas extendidas públicamente,
trasladan la actividad que la dictadura prohíbe desarrollar a cualquier
ciudadano en otros dominios públicos. Las cartas también son acción
para los lectores y para los periodistas que permiten, cuando no instan,
que los lectores hagan aportaciones que a ellos les resultan inviables.
Los lectores incorporan a una correspondencia de carácter privado –la
que va de cada lector al director de la publicación– todo lo que no se
puede decir públicamente. Después la responsabilidad queda en manos
del director para extender esa carta privada al resto de los lectores de
la revista o del diario.
La doble persuasión
Pero la carta, aunque instada y cuidada por el medio de comunica-
ción que quiere dar informaciones y opiniones interesantes por boca de
otro, tiene que demostrar que tiene un interés para que el director del
diario o de la revista la publique. El lector tiene que persuadir al direc-
tor de que su carta puede ser publicada. La persuasión pasa por atener-
se a unas formas que el medio entiende adecuadas para su publicación.
Lo vimos: la brevedad, la claridad. Y el lector cumple las normas que
explícita o implícitamente el medio requiere. Y no sólo eso, sino que
conoce qué interesa más al director de su diario o revista y cómo hacer
para que su carta tenga más posibilidades de ser publicada. El lector,
consciente o inconscientemente, utiliza la retórica para alcanzar su
objetivo. Y entiendo la retórica en su concepción más global: la de
disponer estratégicamente los elementos que forman un texto para que
sea comunicativo, para que llegue al lector en las mejores condiciones
y para que le resulte interesante.
El lector ha redactado la carta para darse a entender y para que el
director considere que lo que ha entendido sin ambigüedades merece
ser publicado porque puede resultar necesario a otros lectores que
comparten unos intereses comunes. Pero en una situación de control
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