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sobre la comunicación por carTa
de Artemón, Demetrio apunta que la carta debe planificarse un poco
más que una conversación (Demetrios, 1979, párrafos 223-224; Hester,
2001). Un segundo formulario, Perí epistolimaíon kharaktêros (Sobre los
estilos epistolares), atribuido a Libanio (algunos autores lo atribuyen a
Proclo) y escrito entre los siglos iv y vi d.C., propone una clasificación
en 41 tipos de cartas distintos.
Los estudiosos de las cartas en la tradición griega proponen tam-
bién otras clasificaciones. William Doty sugirió que hubo cinco tipos
de cartas en la tradición griega: las cartas de negocios, las oficiales, las
cartas públicas, las cartas “no reales” (propias de géneros de ficción)
y las cartas discursivas o ensayísticas (Hester, 2001). Diversos autores
apuntan múltiples tipologías de las cartas en la Antigüedad. White, en
Light from Ancient Letters, recopila diez asuntos distintos: administrati-
vas, de consuelo, de contrición, diplomáticas, de familia o de amigos
(con un subtipo para las cartas de soldados), de invitación, literarias, de
memorias, de petición y de recomendación. Stanley Towers, en Letter
Writing in Greco-Roman Antiquity, certifica que en la tradición grecolatina
se manifiestan seis clases de cartas: de amistad, familiares, de alabanza
o condena, de exhortación, de mediación y apologéticas. David Aune
añade tres más a la lista de Towers: privadas, oficiales y literarias
(Hester, 2001). Albrecht detalla que, según su contenido, las cartas
pueden separarse en “cartas de felicitación, de consolación, de reco-
mendación [...]. La forma epistolar puede ser empleada también como
marco: existen por ello cartas de publicidad, cartas didácticas y tratados
enteros en forma epistolar, cartas de dedicatoria y cartas ficticias bajo
nombre falso” (Albrecht, 1997: 484-485).
Los manuales prácticos para escribir cartas fueron ampliándose y
detallándose, como lo muestra Sobre los estilos epistolares: en los siglos xi
y xii aparecieron numerosos tratados basados en analogías de carácter
retórico y que desembocaron en las obras publicadas en el siglo xiii
(Hester, 2001). No obstante, los manuales que se multiplicaron durante
la Edad Media se fueron arrimando a la destreza en la escritura de car-
tas con una finalidad pública: “Porque desde el siglo xi no han dejado
de componerse Arte tras Arte de escribir cartas [...]. No hay que olvi-
darse aquí de la distinción entre carta íntima y carta oficial o literaria.
Las regulaciones y preceptos se han enfocado de preferencia sobre
las segundas” (Salinas, 1993: 88). El poeta y ensayista Pedro Salinas
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