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las carTas al direcTor en la Teoría del periodismo
neos o imprecisos, mapas confundidos y, peor aún, confundidores, algún
titular inexacto sobre la guerra de Kosovo” (1999: 26). La descripción que
realiza Camilo Valdecantos del volumen de aportaciones de los lectores
respecto a la calidad de El País suele coincidir con las aportaciones efec-
tuadas por los lectores de otros diarios. La mayoría de correcciones se
centran en errores sobre el lenguaje y en menor medida tratan de errores
sobre la información y sobre la maquetación. No desgraciadamente por-
que haya menos errores de estos tipos, sino porque resultan menos evi-
dentes para los lectores: una fecha, un nombre propio, la veracidad de una
información requiere un conocimiento que no está al alcance de todos.
El ‘ombudsman’, otro superlector
Hablo del ombudsman, no para extenderme en su estudio, sino para
subrayar el hecho de que el defensor del lector, en aquellos diarios que
disponen de esta figura, recibe también la mayoría de la información
necesaria para realizar su trabajo de los lectores de la publicación.
Recuerdo a este efecto que el ombudsman o defensor del lector es un
perfil que instituyen algunos medios de comunicación como mediador
entre los profesionales del medio y los lectores para que recoja todos
los errores que se generen en la producción del medio y que explique
públicamente por qué se han cometido. Fundamentalmente, el ombuds-
man responde a quejas realizadas por los lectores en un tipo de cartas
que pueden ir dirigidas al director de la publicación para su publicación
en el espacio de cartas al director o que van dirigidas directamente a él.
En cualquier caso, se trataría de cartas de intervención, según la tipolo-
gía de cartas de los lectores presentada anteriormente.
La vinculación entre el ombudsman y el director de una publicación
tiene diversos puntos de contacto. Uno de los más evidentes resulta
del interés compartido por las opiniones que exponen los lectores en
las cartas. El director, para escoger las que considera más relevantes
y que provocarán más lecturas; el defensor del lector, porque algunas
de las cartas de los lectores que traten sobre el propio medio (las que
responden a una retórica de la intervención) pueden ser fuente de
investigaciones posteriores sobre errores cometidos por el periódico:
“Es aconsejable que el Defensor del Lector tenga acceso a la lectu-
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