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las carTas al direcTor en la Teoría del periodismo
y el reconocimiento de los errores cometidos y su posterior enmienda
disminuyen la brecha que puede producirse entre las expectativas del
público y la realidad de la publicación. Con la corrección de los errores
gracias a las aportaciones de los lectores se acrecienta la adecuación de
lo que el público espera de la realidad. Y el aumento de la adecuación
genera interés por el periódico por parte de su público. Y el interés
fideliza el consumo y la lectura. Y se estrechan las relaciones entre el
público que percibe la calidad de un periódico y el medio hasta consi-
derar que el periódico forma parte de los referentes fundamentales de
tal o cual lector.
La viga en el propio ojo
A qué hacen referencia las correcciones de los lectores. Nemeth,
en su artículo “The Quest for Credibility Through the Public Dialogue
in Correction Boxes, Letters to the Editor and Columns Written by
Newspaper Ombudsmen”, desarrolla una tipología de correcciones de
errores que, en lo básico, ya habían aplicado con anterioridad Barkin
y Levy (1983). Expone Nemeth su clasificación: “Hemos definido el
error objetivo como errores de hechos o como fallos mecánicos de
tipografía o transmisión. Hemos definido el error subjetivo como
fallos de interpretación o de juicio” (1999). La distinción entre errores
objetivos y errores subjetivos entiendo que puede tender a difuminar
algunas incorrecciones profesionales. Un error subjetivo acaba siendo
discutible, opinable. En realidad, en la realización de contenidos infor-
mativos para un periódico casi todo debe poder ser objetivable. Por esa
razón creo que puede hablarse también de errores vinculados al lengua-
je, de errores sobre la información y de errores sobre la producción de
la página (tipografía, maquetación). De esta manera, se acaban objeti-
vando casi todos los errores y se puede considerar el verdadero peso
de las aportaciones de los lectores en la mejora de la calidad del medio.
Pero, realmente, de qué se quejan los lectores: ¿de errores lingüís-
ticos debidos a la ignorancia de los periodistas o a las prisas de pro-
ducción, de informaciones incorrectas (poco contrastadas, con detalles
inexactos) o de incoherencias en la maquetación, en la “puesta en
página” de las informaciones textuales o icónicas? Camilo Valdecantos,
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