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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
Cuando en la sección correspondiente del periódico aparece una
carta que contesta lo que dijo una carta anterior, nos encontramos
en un marco epistolar clásico ampliado a un espacio público. El Sr.
X, redactor de la nueva carta, contesta al Sr. Y, redactor de una carta
anterior, dirigiéndose al director del periódico y el resto de los lecto-
res de la publicación son partícipes de esta comunicación. Podríamos
decir que el público se comporta como un paciente secundario. A
veces el Sr. X interpela directamente al Sr. Y. Otras el Sr. X opta por
dirigirse al Sr. Y en tercera persona. En cualquier caso, la figura del
director permite que la comunicación privada entre el Sr. X y el direc-
tor se convierta en una comunicación pública entre el Sr. X y el Sr. Y
y el resto de los lectores.
El medio de comunicación convierte en diálogo esta relación
epistolar que sólo es posible a través de él. Este uso retórico de los
medios –es retórico puesto que los medios nos están persuadiendo de
que efectivamente existe diálogo entre el Sr. X y el Sr. Y– lo explica
con claridad Lorenzo Gomis: “A veces fuerzan el diálogo con relativa
arbitrariedad por medio de la fragmentación de los mensajes. Nos dan
un trocito o una frase de un largo discurso articulado o lleno de argu-
mentos. A la retórica clásica de la argumentación lógica sustituyen por
la retórica contemporánea de la fragmentación y la confrontación, la
irrupción y la interrupción (titulares, cortes televisivos)” (Gomis: 1994,
63). Gomis no hace referencia en su reflexión a la sección de cartas al
director, pero su aplicación resulta pertinente. Este tipo de cartas son el
resultado de la comunicación a través del medio de dos personas que el
medio, a través de la figura del director, convierte en un diálogo. Son
cartas que responderían al tipo tradicional de relación epistolar con un
tercero interpuesto: que extiende las cartas hasta el lugar de encuentro
de la comunicación.
El diálogo entre lectores, el intercambio de ideas entre ciudadanos
que se interpelan y que siguen el hilo de sus argumentaciones, genera
opinión pública. La figura del director del diario iguala las oportu-
nidades. Y no sólo bastan los requisitos que pone Habermas68 para
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68 Wahl-Jorgesen hace hincapié en que las aportaciones que quieren convertirse en diálogo con otros
sólo deben superar lo que Habermas apunta como presuposiciones. La primera presuposición de
la situación de conversación ideal según Habermas supone el acceso universal para cualquiera que
esté afectado con el asunto que se discute. En este sentido, la figura del director del diario iguala las
oportunidades. La segunda presuposición es la que Habermas denomina completa reversibilidad de