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el peso de la sección de carTas
La representatividad
Propongo empezar por una opinión contundente pero absolu-
tamente ajustada a la realidad. Doy la voz a Pierre Albert, autor del
estudio La presse: “La característica esencial del público de prensa es su
pasividad” (1968: 63). Efectivamente, el común denominador de los
grupos de personas que forman el público consiste en esa inicial pasi-
vidad. En el caso de los medios de comunicación tradicionales esa pasi-
vidad tiene una vida más larga, puesto que ser activo resulta difícil. Los
medios de comunicación tradicionales no disponen de cauces rápidos
y efectivos para que su público pueda mostrar cierta actividad. Esta es
una situación en la que cualquier participación de los lectores, oyentes
o telespectadores en el medio debe considerarse como algo excepcio-
nal. Desde este punto de vista queda claro que las cartas al director
no pueden ser representativas de lo que piensan grandes grupos de
personas, puesto que el esfuerzo que requieren limita el número de
participantes. Y la sección de cartas al director, aún lo puede ser menos.
Hay que recordar que la sección es fruto de un filtro y de una selección
que elimina las cartas que el responsable considera menos interesantes.
Y aunque se pueda decir que las cartas al director resultan, en una
primera descripción, poco representativas de los lectores de una publi-
cación, lo cierto es que ayudan a poner sobre la mesa los asuntos que
merecen un debate público, o que ese medio en concreto considera
merecedores de ese debate: “Pero incluso aunque todas las cartas al
director de todas las revistas hayan sido manipuladas por los editores,
siguen representando lo que los lectores vieron impreso. Esto es impor-
tante por esta razón: las cartas al director, sencillamente por ser publica-
das en las páginas de una revista, han ayudado a establecer la agenda del
debate público” (Thornton, 1998). A pesar de la pasividad de los lecto-
res y de los escasos medios para relacionarlos con el periódico, las cartas
se convierten en la arteria por la que corre el pensamiento de los lectores
de una publicación, o, por lo menos, de aquellos que pueden representar
lo que otros también piensan. En palabras de Thornton: “Pero a pesar
de dichas limitaciones, las cartas al director pueden reflejar, y reflejan,
algunas de las ideas de la población en general, sobre todo de aquéllos
que tienen suficiente formación como para sentirse cómodos expresan-
do sus opiniones por escrito. Se puede afirmar que las cartas al director
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