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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
Sobre todo los que suplantan la información por una serie de opiniones
de personas que tienen alcance público. Las declaraciones, ese magma
que todo lo engulle.
La sección de cartas al director promueve participaciones y debates
públicos que acogen a un gran número de personas. Ese es el sentido de
la sección. No obstante, el hecho mismo de que la firma tenga mucha
importancia56 (tanta que se verifica quién ha escrito una carta) suele
privilegiar las cartas escritas por personas con trascendencia pública, “la
preferencia de publicar cartas de personas con autoridad” (Wahl, 2001).
En este sentido, la sección de cartas reproduce una realidad social: la
repercusión pública de una persona con un cierto éxito social permite a
esa persona acceder más fácilmente a las tribunas de opinión. El poder,
en cualquiera de sus caras, impregna también las palabras y las convier-
te en palabras de primera y de segunda. Y, a la inversa, las cartas que
un diario publica proveen de un cierto brillo y fama a quien las firma,
aunque sea en círculos reducidos: “La ventaja de las cartas es que las lee
todo el mundo y dan al comunicante una inmediata gloria mediática que
deslumbra a amigos y conocidos” (Gomis, 1996: 18).
Pero los directores y los responsables de la sección también están
atentos a que los centros irradiadores de poder no debiliten la sección.
Justamente una sección cuya fuerza radica en las aportaciones de las
personas, en sus ideas, en sus opiniones, en sus debates. El responsable
de la sección procura ser el único guía de los contenidos de la sección
de cartas y que la sección no caiga en manos de partidos, asociaciones
u otros grupos de presión. “Es cierto que a veces hay campañas orga-
nizadas para hacer llegar una opinión, y los directores procuran detec-
tarlo, y también que si toda la información procede principalmente de
fuentes interesadas es natural que también en las cartas al director esta
procedencia se pueda dar a menudo” (Gomis, 1991b: 92).
La sección de cartas, sin embargo, está habitada en su mayoría por
firmas anónimas. El director de una publicación pide a su público
que participe. Y se pide a las personas que forman la comunidad de
los lectores de una publicación no sólo que puedan escribir cartas, es
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56 Kapoor expone qué porcentaje de diarios publica el nombre del autor de la carta junto a su texto: “La
mayoría de diarios (250, o 84,4%) exigen que el nombre del autor se publique con la carta, mientras
que diez, o el 3,4%, se reservarán el nombre del autor si se solicita y 32 (10,8%) lo ocultan por causa
justificada. No se apreció una diferencia significativa respecto al tamaño de los diarios” (1992)