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Teoría de las carTas al direcTor. la gesTión periodísTica del público i UOC PRESS
tiempo. Kapoor concluye que un 40% de los diarios impiden que un
lector repita en el periodo de un mes: “Algo más de un tercio (36,2%)
de todos los diarios no tiene límites en la frecuencia con la que publi-
can cartas de una fuente determinada, mientras que un 4,7% limita la
publicación a una por semana y el 32,7% a una por mes. Los diarios de
diferente tamaño varían significativamente respecto a los límites de la
frecuencia de publicación, tendiendo los diarios más pequeños a tener
límites de frecuencia” (1995).
Los criterios que suelen seguir para rechazar de plano una carta los
diarios grandes suelen diferir de los parámetros que guían a los diarios
medios y pequeños y a las revistas. Por ejemplo, los diarios grandes son
inflexibles respecto a la falta de señas en la carta, al anonimato, a los
errores o a las cartas de agradecimiento. Estos son motivos suficientes
para no publicarlas. El propio Kapoor manifiesta que los diarios de
tiradas menores tienen unos índices de rechazo inferiores: “En primer
lugar, en términos de cartas sin dirección, cartas anónimas, errores de
contenido y cartas de agradecimiento, los diarios más grandes regis-
tran un mayor índice de rechazo al compararlos con diarios medios
o pequeños” (1995). Lo mismo sucede con aquellas cartas que no
responden al modelo de carta estandar respecto a la forma: “En casos
de cartas que son incoherentes o ilegibles, cartas homogéneas para
grupos, poesía o ensayos, los grandes periódicos rechazan muchísimas
más que los medianos y pequeños” (Kapoor, 1995). Finalmente, la
longitud y los ataques personales constituyen los otros pilares para el
rechazo automático de una carta: “Que las cartas fueran demasiado
largas era, estadísticamente, otra razón importante de rechazo aunque,
en este caso, los periódicos medianos utilizan esta razón con más fre-
cuencia que los grandes y los pequeños. Los diarios pequeños citan los
ataques personales como una fuente de rechazo más frecuente que los
medianos o grandes, pero en este caso la diferencia no es tan significa-
tiva” (Kapoor, 1995).
Se ha visto qué cartas suelen publicarse más fácilmente y cuáles no.
No obstante, quiero establecer en esta teoría de las cartas al director un
método que sirva para descubrir las directrices que marcan la selección
con carácter general y que complemente lo que en este apartado ya se
ha explicado. En este punto sigo las reflexiones de Wahl-Jorgensen
en su estudio “Understanding the Conditions for Public Discourse: A
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