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el peso de la sección de carTas
noticias sobre la suerte que correrá la carta que ha sido enviada. El
medio se reserva también el derecho de resumirlas o extractarlas como
considere oportuno, y de titularlas” (162).
Este contrato entre la publicación y aquellos lectores que quieran
escribir una carta al director se hace explícito en el propio diario o
revista: “Las Cartas al Director se sujetan a unas reglas, enunciadas por
el periódico, como la extensión máxima –que no siempre se cumple–,
identificación del remitente –nombre, apellidos, teléfono, DNI– y la
renuncia a recibir noticias sobre la suerte que corre la carta si no se
publica. El medio se reserva el derecho a que las cartas sean o no publi-
cadas, de resumirlas y de titularlas (Armañazas, 1996: 165).
La incorporación de una firma y de unas señas a partir de las cuales
la redacción pueda dar con el autor de la carta se convierte en un factor
clave para su publicación. Kapoor en sus estudios sobre los criterios de
selección de las cartas al director apunta que el anonimato en las cartas
es el primer motivo de rechazo de una carta por parte de la redacción:
“Las cartas anónimas son rechazadas un 93.9% de las veces” (1995).
Lluís Foix fue director adjunto de La Vanguardia y supervisó la sección
de cartas al director de ese diario durante un buen número de años.
Foix cuenta la rutina que se desencadena a partir del momento en el
que hay que verificar al autor de una carta. “Desde hace ya mucho
tiempo, hemos decidido llamar prácticamente a todos los lectores cuya
carta está prevista para su publicación. Una seña equivocada o un telé-
fono inexacto son motivos suficientes para no publicar una carta. A
pesar de ello pueden colarse comunicaciones con nombres supuestos o
con direcciones simuladas. He acudido ya tres veces a los tribunales en
este tiempo para responder de acusaciones de lectores que se sintieron
perjudicados por una carta o bien porque la que se había publicado no
era auténtica. Pueden repetirse situaciones semejantes pero el hecho es
que el grado de comprobación en los últimos tiempos nos ha evitado
muchos disgustos” (1997: 21).
La autoría y los otros datos que permiten la identificación de la carta
suelen ser condiciones necesarias pero no suficientes para su publica-
ción. El director de la publicación, o quien él haya designado para esta
tarea, debe seleccionar del total de cartas recibidas las que considere más
convenientes e interesantes en función de los objetivos de la sección, del
tipo de público al que se dirija y de la clase de relación que mantengan los
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