© Editorial UOC 420 Los medios de comunicación en la sociedad en red
dos dimensiones principales (Dijk 1999). La primera es la modernización de la
burocracia mediante las tecnologÃas de la información, intentando convertirse
en una red que combina un aumento del control central y una descentrali-
zación de las tareas ejecutivas, prenunciando un estado más transparente y
eficiente, con posibles beneficios para los ciudadanos.
Una segunda fórmula de esa concentración consiste en una mayor inte-
gración entre el estado y la polÃtica institucional, originando una nueva rela-
ción entre estado y partido mediante prácticas polÃticas. Es decir, los partidos
polÃticos como candidatos a las elecciones prefieren integrar el gobierno o la
administración pública a servir como representantes de los ciudadanos en el
Parlamento. Para lograr estos objetivos los partidos polÃticos se transforman en
organizadores de campañas electorales, modificando de esta forma sus funcio-
nes tradicionales como asociaciones pragmáticas de organización y moviliza-
ción polÃtica de los ciudadanos.
No obstante existe una certeza en esta búsqueda de nuevos equilibrios por
parte del estado ya sea con otros estados o a nivel global o local.
A pesar de sus debilidades, el estado sigue siendo un firme candidato a la
permanencia como institución central de nuestras realidades en la era de la
información.
Los estados continúan siendo los agentes más importantes en el ámbito de
las relaciones polÃticas (Dijk 1999, Giddens 2000) debido a su control sobre un
determinado territorio (polÃticas nacionales de empleo, producción y regulación
de servicios), el monopolio de los medios de violencia y el estatuto de entidades
con legitimidad para crear los mecanismos multilaterales de carácter global.
Tampoco parece haber lugar a un camino cualquiera inevitable para un
determinado modelo de cambio único para el estado, incluso porque la sobera-
nÃa de los estados no ha disminuido de forma progresiva y lineal..
Debido al carácter dialéctico de la globalización y a la influencia de los
procesos de desarrollo desigual en algunos casos fruto de alianzas, guerras o
cambios polÃticos y económicos, se constata un aumento de soberanÃa en unos
y una disminución real de la misma en otros.
No argumentar el fin del estado como entidad polÃtica es diferente a decir
que éste es inmutable ante cambios profundos que no tienen obligatoriamente
que derivar de efectos económicos directos.