© Editorial UOC 369 Medios de comunicación y ciudadanÃa
Aunque estos análisis nos alerten de los cambios que se están produciendo
en el ámbito de la mediación, especialmente la televisiva, no debemos olvidar
que el público o, si se prefiere, los ciudadanos no se limitan a recibir sin crÃtica
la información que les es transmitida.
No dejan de interpretar la información en base a formulaciones propias y
otras socialmente adquiridas, mostrando un elevado nivel de racionalidad en
su análisis polÃtico a pesar de “(…) ser bombardeados con mensajes polÃticos,
estratégicos y muchas veces emocionales y también a pesar de la distracción
que representan los espectáculos creados por los medios de comunicaciónâ€
(Bennett y Entman 2001:7, traducción propia).
Ese nuevo entorno, más allá de escapar al control directo de los estados,
constituye un desafÃo directo a la autoridad de las elites (periodistas, polÃticos,
académicos, etc.) pues da más espacio al público como agente más activo en
la construcción del significado social y polÃtico y a nuevos grupos tradicional-
mente marginados. A la par de ese proceso de cambio la aparición de nuevos
medios como Internet ha transfigurado todavÃa más los medios de comunica-
ción como espacio de comunicación polÃtica.
La transformación de la polÃtica y de los procesos democráticos y de parti-
cipación resulta no sólo de las condiciones de fragilidad de los estados en un
contexto de globalización y menor participación polÃtica formal debido a la
ruptura de confianza entre electores y electos sino también de la influencia de
los cambios en el marco de las tecnologÃas de la información y comunicación.
Las prácticas polÃticas y por tanto las estrategias de búsqueda de poder tam-
bién han tenido que cambiar para dar respuesta a los cambios en el ámbito de
la mediación y su entorno social, económico y cultural.
De ahà que surja la necesidad de realizar una polÃtica informacional (Castells
2004) que preste atención al funcionamiento de los medios y sus modelos
comunicacionales, tanto por parte de los partidos polÃticos como de los movi-
mientos sociales o ciudadanos que persiguen objetivos individuales.
de acuerdo con modelos hÃbridos entre entretenimiento y noticias, es decir, certificar la existencia
de diversidad de contenidos pero también de formas de comunicarlos, pues sus públicos suelen ser
diferentes (Cardoso 2004).