© Editorial UOC 368 Los medios de comunicación en la sociedad en red
el mercado, apostando por el distanciamiento del ámbito polÃtico como forma
de afirmar su credibilidad frente a éste (Eco 1997).
Esa combinación de factores se tradujo en muchos paÃses y en algunos cana-
les y periódicos en un parecido entre las noticias y el entretenimiento con la
inclusión de elementos dramáticos de suspense, conflicto, rivalidad y ganancia,
subestimando el contenido de los mensajes polÃticos de los diferentes agentes
(Carpini y Williams 2001:163).
En ese contexto se produce una tendencia de simplificación extrema de las
noticias polÃticas, con una personalización creciente de los acontecimientos
que se centran en los polÃticos y no las polÃticas como actores principales y una
connotación negativa de la práctica de propaganda polÃtica, transformando el
modelo de adversarios polÃticos en un permanente escrutinio en la búsqueda
de “vencedores†y “vencidos†(Castells 2004).
El recurso principal de los agentes polÃticos para acceder al “teatro mediáti-
co†consiste de este modo en la teatralización de sus prácticas, en la medida en
que recurren a mecanismos de performance como la dramatización de los even-
tos, la personificación, los “duelos†verbales, las figuraciones simbólicas, etc.
(Meyer y Hinchman 2002). La vida polÃtica se basa en gran parte en sÃmbolos
de condensación, es decir, los sÃmbolos no tienen ningún significado intrÃnse-
co sino que resultan de las creencias de las personas, condensando esperanzas,
miedos y emociones (Chadwick 2001).
Los escenarios simbólicos de la polÃtica nunca son neutros sino que organi-
zan y estructuran los tipos de acción posibles para los ciudadanos; son gene-
ralmente escenificados y artificiales con una “calidad heroica†de majestad
y formalidad, funcionando como espectáculos extraordinarios y dramáticos,
incluso sin contenido sustancial en algunas ocasiones.147
147. Aunque se la considera a menudo como ejemplo negativo del cierre del ámbito de la polÃtica,
la promoción de acontecimientos polÃticos especialmente orientados a los medios de comunicación
(por ejemplo, la organización de mÃtines o ruedas de prensa para la hora del telediario de la noche
para garantizar la transmisión en directo) no es más que el compartir reglas comunes aceptadas
por ambas partes. En sà no limita la libertad polÃtica, pues el contenido polÃtico y la existencia de
confianza entre electos y electores es bastante más importante que la forma de comunicación. Ello
no significa que no existan también problemas de fondo en la comunicación polÃtica, pues como
observamos también los hay. Lo importante para el análisis del modelo de polÃtica informativa
reside en comprender si, por ejemplo, en un determinado contexto, en la televisión coexisten o no
diversos modelos de información, algunos más de acuerdo con modelos informativos, otros más