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El trabajo y las ideas de estos líderes penetraron en la sociedad
a partir de los primeros ordenadores Macintosh, en los que influye-
ron por contacto directo y, en general, a través del desarrollo de las
interfaces gráficas de usuario. Durante la década de los años 1990, al
final de la cual los ordenadores personales eran capaces de reproducir
vídeos de calidad razonable, la conciencia del ordenador como medio
de comunicación había penetrado ya en el inconsciente colectivo. Los
primeros productos de los CD-ROM de difusión cultural, realizados
aproximadamente entre los años 1990 y 1994, se ejecutaban en una
ventana más del sistema operativo, estaban rodeados de su escritorio,
las carpetas y su papelera, ofrecían a menudo recursos del sistema
(Copy, Print, etc.) y situaban en consecuencia al usuario en un entorno
de trabajo en el que utilizaba una herramienta. Un buen ejemplo de esta
aproximación es Microsoft Art Gallery85, una aplicación desarrollada en
1991 para la National Gallery londinense y distribuida en 1994.
A mediados de los años 90, el paradigma informático fue sustituido
por el cinematográfico, la herramienta por el medio, la ventana por la
pantalla y el recurso por la atracción. La primera edición del CD-ROM
del Louvre, Le Louvre86, controlaba todo el sistema, ponía la pantalla en
negro y comenzaba con unos inmersivos títulos de crédito acompaña-
dos de música. Esta sería la norma en la mayor parte de productos de
este tipo a partir de entonces. Los CD-ROM de la segunda mitad de la
década de 1990 empezaron a desarrollar formas expresivas intrínsecas
del medio interactivo. Como propiedad común, todos estos casos se
caracterizaban por utilizar creativamente las formas intrínsecas del
medio, todos ellos aportaban nuevas formas de relacionar los diferen-
tes medios entre sí y con la gestión de la acción. Algunas de las causas
más decisivas de este no reconocimiento se derivaron directamente
de la complejidad de la propia tecnología de los CD-ROM. Su ade-
cuado funcionamiento requería un ordenador multimedia no siempre
estándar, el uso de programas específicos y la realización de procesos
de instalación complicados. Todo ello les hacía extraordinariamente
susceptibles a todo tipo de errores, incluso con posterioridad a las pri-
85. Microsoft; National Gallery; Cognitive Applications limited. Microsoft Art Gallery, London, 1994.
86. Montparnasse Multimedia; Réunion des Musées Nationaux; Index +. Le Louvre. París: BMG Interactive,
1994.