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Precedentes y exPerimentación
Unas décadas más tarde, estas tecnologías de contacto habían logra-
do surcos estrechísimos y los primeros discos de vídeo (TED, CED,
VHD) empleaban tecnologías piezoeléctricas que “rozaban” la superfi-
cie del disco50. El laserdisc o LD fue el primer sistema de almacenamien-
to en disco óptico comercializado, y fue usado principalmente para
reproducir películas. Comercializado inicialmente como Discovision
en 1978, la tecnología fue licenciada y vendida como Reflective Optical
Videodisc, Laser videodisco, LaserVision, Disco-Vision, DiscoVision
y MCA DiscoVision, hasta que Pioneer Electronics compró la parti-
cipación mayoritaria en el formato y lo comercializó como LaserDisc
durante la segunda mitad de los 80.
Actualmente, el laserdisc ha sido totalmente reemplazado por el
DVD en el mercado, ya que ni los reproductores ni el software son
producidos en este formato. Ha conservado su popularidad entre los
coleccionistas estadounidenses y, en un mayor grado, en Japón, donde
el formato fue mejor soportado y más habitual en la vida cotidiana.
En Europa, el laserdisc ha sido siempre un formato débil. En España
muchas de sus ventas iban ligadas a las primeras versiones de enciclo-
pedias multimedia y colecciones de documentales, mayoritariamente
comercializadas por el canal de venta de libros a domicilio. Donde
hubo una producción muy grande de videodiscos fue en el mercado
americano. Se empleó mucho en puntos de información y catálogos
de grandes empresas y almacenes, o en aplicaciones de formación en
habilidades que se beneficiaban especialmente de la posibilidad única
de incluir imagen en movimiento realista: simuladores de vuelo, de
reparaciones costosas o peligrosas, etc. También tuvo un mercado
educativo muy importante, nuevamente en Estados Unidos. Y también
fue en este formato en el que se hicieron las primeras aplicaciones de
difusión cultural.
El tratamiento de la mayoría se basaba en la superior calidad de la
imagen respecto a una cinta doméstica y en la posibilidad de realizar
una pausa perfecta para mostrar obras de arte visual con posibilidades
de personalización nuevas. Naturalmente, ante la imposibilidad de
tener en casa un sistema informático de gestión del videodisco, todos
50. J. I. Ribas, 2000, op. cit., pág. 30.