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El documEntal intEractivo uoc press
de televisión y poder manipular el contenido de una manera sencilla
y lineal. El elemento clave a destacar es que estamos culturalmente
acostumbrados a esta segunda opción, y que cuesta mucho cambiar los
hábitos de la recepción. Estos hábitos concretos, vinculados al ocio
y entretenimiento, son entendidos mentalmente como momentos de
esparcimiento, momentos en los que el individuo, tras una larga jorna-
da laboral y muchas horas de concentración, difícilmente se dispondrá
a seguir pensando y tomando decisiones, concentrado en una tarea que
le pide que continúe haciendo lo que se ha dedicado a hacer las últimas
ocho horas o los últimos ocho días.
Si al hecho de entender y analizar cognitivamente lo que se está
viendo y aprender cómo funciona el sistema para avanzar, le sumamos
el hecho de tener que participar –y, por extensión, aportar el punto de
vista subjetivo a un discurso absoluto ya muy trabajado–, obtenemos
una triple ecuación que puede acabar generando frustración y más
agotamiento mental antes que sensación de recreo y recreación en el
interactor. Mientras en el caso lineal la primera opción –interpretación
de lo que estamos viendo y escuchando– no es ni obligatoria, en el
segundo caso sí que hay que entender el sistema para avanzar y ade-
más nos incita a reflexionar sobre lo que vemos e incluso a contribuir
(quizás son demasiadas cosas al mismo tiempo cuando en realidad nos
queremos centrar solamente en una, que es ver y disfrutar de un pro-
grama audiovisual sin tener que pensar).
Finalmente, la razón de la falta de competencia se define en base
a la dificultad de los lectores-interactores, ante un texto estructurado
por gente competente en determinados géneros, como por ejemplo,
una crónica periodística de un reportero en el lugar de los hechos,
ante una obra documental de ficción (que implica la capacidad de
inventar un mundo ficticio o negociar con la realidad), o ante un
artículo que se encuentra en un bloque científico e investiga sobre la
física de las partículas, por ejemplo. En cualquiera de estos ejemplos,
el lector se enfrenta ante un texto ante el que no se encuentra a la
misma altura, y por tanto, tiene poco que decir. Esto genera pro-
blemas para activar un nivel de competencia similar, por eso cuesta
tanto que la gente se implique y genere discurso dentro del género
documental. Ante un tipo de propuesta, generalmente muy pensada
y trabajada por parte del interlocutor (podríamos llamarlo el “creador