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El documEntal intEractivo uoc press
2.1.2. Inmersión e interacción según Janet Murray
Janet Murray, en su aproximación a la narrativa interactiva en
Hamlet en la holocubierta: el futuro de la narrativa en el ciberespacio264, consi-
dera interactividad e inmersión como los dos aspectos específicos del
medio digital. La interactividad, lo que nos hace atractiva y diferente la
comunicación con un ordenador, se puede considerar formada por la
conjunción de la secuencialidad, la característica básica del ordenador
de hacer una sucesión de órdenes o procedimientos, y la participación,
es decir, nuestra capacidad de provocar comportamientos intervi-
niendo para modificar aquellos procesos secuenciales. Para Murray, la
interactividad es la característica básica del interactivo, la que define su
propiedad figurativa esencial:
“El ordenador responde a nuestras acciones. Igual que la propiedad figu-
rativa fundamental de la cámara de cine y el proyector es la capacidad de
mostrar una acción que se alarga en el tiempo a través de la fotografía, la
propiedad figurativa fundamental del ordenador es la codificación de com-
portamientos de respuesta.”265
Ribas señala266 que aunque en esta formulación particular Murray
parece centrarse solo en las respuestas, está claro que no se debe limi-
tar la interacción a una situación marcadamente asimétrica en que la
persona pregunta y el ordenador responde. Las formas atractivas de
integración de medios solo pueden surgir como recurso para convertir
el ordenador en un componente dinámico, “vivo”, de la relación con la
persona, como argumenta Brenda Laurel: “[...] an interface is not sim-
ply the means whereby a person and a computer represent themselves
to one another; rather it is a shared context for action in which both are
agents. [...] “agent” to mean one who initiates action267”.
Ante un usuario con un cierto interés por el discurso interactivo, el
cual puede llegar a disfrutar de propuestas innovadoras, imprevistas,
que provoquen y estimulen el interés inicial y que incluso lo vayan lle-
vando a modificar, adaptar o sustituir sus objetivos iniciales, se pueden
264. J. Murray, 1999, op. cit.
265. J. Murray, 1999, op. cit., pág. 86.
266. J. I. Ribas, 2009, op. cit., pág. 6.
267. B. Laurel (1993). Computer as Theatre. New York: Addison-Wesley, pág. 4.