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InteractIvIdad y multImodalIdad
llevando a modificar, adaptar o sustituir sus objetivos iniciales. En su
artículo “El discurso interactivo de difusión cultural: innovación y lec-
toras electrónicos”, Ribas señala:
“Esta distinción nos permite suponer una diferencia esencial entre la per-
sona receptora de productos educativos, movida por intereses extrínsecos
–la necesidad de un título, la autoridad paterna, la inercia social...– y la de
productos culturales, animada por la motivación intrínseca de un cierto
interés previo por el tema divulgado. La aproximación a un producto de
difusión cultural –una exposición, un documental, un interactivo– es un
acto voluntario. Ello nos permite suponer un sujeto con una cierta capa-
cidad de asombrarse, de gozar con la sorpresa, con el descubrimiento; en
una palabra, un sujeto sensible a la admiración 262”.
Por otra parte, Xavier Berenguer considera que a cada programa
en particular le corresponde una interacción más o menos fuerte, que
define como interacción débil, mediana y fuerte. Lo argumenta de la
siguiente manera:
“La difusión de información, por ejemplo, requiere solo un grado débil
(sería absurdo, por ejemplo, poner obstáculos para encontrar el significado
de una palabra en una enciclopedia). Por su parte, el documental y la no
ficción se prestan a una interacción media (idónea para regular el ritmo de
asimilación), mientras que la ficción y, en general, la creación libre, permi-
ten la interacción en el sentido más fuerte263”.
En la siguiente tabla se determina el tipo de lenguaje para cada tipo
de interacción descrito y algunos ejemplos ilustrativos.
262. J. I. Ribas, 2010, op. cit.
263. X. Berenguer, 2004, op. cit.