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El documEntal intEractivo uoc press
con la intención de que sean definitivas ni limitadoras de un género
que puede tomar muchas direcciones, como más adelante explicare-
mos. Llamarlo como un “tipo específico de producción interactiva”
nos parece acertado, aunque demasiado neutro y poco conciso, ya que
la imagen en movimiento es una manera más –o técnica o forma– de
documentar un proceso de la realidad, pero no la única o de obligada
utilización. Con esto nos referimos a que, tradicionalmente, la foto-
grafía o imagen fija o en movimiento ha caracterizado el referente que
ha dado validez al dispositivo documental, pero con la llegada de los
medios digitales se produce, como hemos insistido, un giro importan-
te: pasamos de representar la realidad –de una realidad previa existente
y física– a recrearla y/o simularla, y esto conlleva que otras técnicas o
formas, como el dibujo –comic book documental–, las infografías digi-
tales –documentales interactivos en tres dimensiones y/o 360 grados–
o la recreación sonora sin imágenes pasen a ocupar un lugar destacado
en la creación interactiva de documentales. ¿Dónde está el vídeo o la
fotografía en la mayoría de estas obras? Simplemente no está. El refe-
rente real ha desaparecido. En el sentido de empezar por considerar las
obras de este ámbito desde la premisa de que tienen una diferenciada
marca documental, Wintonick añade:
“Docmedia drag us into the future – to live in a new Pangaean super-con-
tinent as digital natives. Docmedia are ingested, replicated and passed on.
Docmedia are global, accessible and instant. They project personal, public
and poetic points-of-view – from multiple perspectives. They can be spon-
taneous, contrived or interactive. But always infused with the ethical DNA
of documentary181”.
La base o pilar debe ser “la realidad” y “lo real”, lo que identifica
las prácticas documentales o su ADN, según Wintonick, pero enton-
ces se despliegan ante nosotros todo un abanico de posibilidades. El
problema a la hora de definir qué es un documental interactivo no
surge solo de su falta de aceptación o de no delimitar una corriente
principal. Esto se ilustra claramente en el hecho de que hay muchos
críticos cinematográficos y documentales que dudan sobre si un docu-
181. P. Wintonick, 2011, op. cit., pág. 7.