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Definición y características
línea, pero las posibilidades de interacción siguen siendo bajas. Y, ade-
más, la pantalla del ordenador no tiene las características de recepción
y visualización propias del cine o de la televisión en alta definición148.
En palabras de Lev Manovich en su obra The Language of New
Media149, hacer una elección implica una responsabilidad moral. Con la
aprobación de estas opciones por el usuario, el autor pasa al interactor
–en parte– la responsabilidad de representar el mundo y la condición
humana150. Si el montaje es el centro del sentido cinematográfico, y si la
elección es dada al interactor, entonces la tarea del director de cine inte-
ractivo se convierte en la de producir un conjunto de materiales para
construir la película y trazar algunas vías. El cineasta se vuelve más el
diseñador de un modelo de caminos a través de un paisaje de imágenes,
y menos el conductor del “bus turístico”151, lo que obliga a cuestionarse
a Almeida y Alvelos152 si el cineasta se encuentra al margen de uno de
sus propósitos esenciales de la producción: el punto de vista. En este
aspecto, la autoría pasa a ser descentralizada y/o compartida. La figura
del lector activo, como Landow señala en su libro Hipertexto 3.0: teoría
crítica y Nuevos Medios en la era de la globalización153, pide la participación de
un autor activo, que pasa a ser lector de sus lectores y tiene la opción de
revisar, enlazar, ampliar o reducir sus inputs en la red. Señala Landow:
“El hipertexto, como la teoría crítica contemporánea, reconfigura al autor
–esto es, lo reescribe– de varias maneras evidentes. Primero, la figura del
escritor en hipertexto se acerca a la del lector, aunque no se funda com-
pletamente con ella: las funciones del escritor y el lector se entrelazan
más estrechamente que en cualquier otro momento. Esta transformación
y cuasi fusión de los roles es el último paso de la convergencia entre dos
actividades antes muy diferenciadas. […] El hipertexto, que crea un lector
activo y hasta entrometido, contribuye a la consumación de esta conver-
gencia entre ambas actividades; pero al hacerlo invade las prerrogativas del
escritor, quitándole algunas para otorgárselas al lector154”.
148. C. Britain, 2009, op. cit., pág. 6.
149. L. Manovich, 2001, op. cit.
150. Ibíd.
151. G. Weinbren, “The Digital Revolution is a Revolution of Random Access”. Telepolis. Magazine en línea, 1997.
152. A. Almeida; H.Alvelos, 2010, op. cit., pág. 128.
153. G. P. Landow, 2005, op. cit
154. G. P. Landow, 2005, op. cit., pág. 167.