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voz de narrador, ni imágenes de archivo, ni música no
diegética, ni efectos, ni ningún otro elemento que no
provenga del momento de la filmación.
Este tipo de documental quiere establecer una
distancia entre lo que se observa y lo que es observa-
do. Se quiere mantener la continuidad espacial y tem-
poral de la observación más que la continuidad lógi-
ca del argumento. La presencia de la cámara en el lu-
gar del acontecimiento quiere sugerir un compromi-
so con lo que está pasando. Se espera que el especta-
dor perciba los hechos como si estuviera allí, como si
viera una reproducción de la vida tal y como es, sin
intermediarios.
Algunos de los primeros documentales que se
pueden agrupar bajo esta denominación, los encon-
tramos en las producciones del Free Cinema británi-
co: Lindsay Anderson con ¡Oh! Tierra de sueños (Oh!
Dreamland, 1953), Karel Reisz y Tony Richardson con
Mama no lo permite (Momma don't allow, 1956). En los
Estados Unidos encontramos a Lionel Rogosin con
En la calle Bowery (On the Bowery, 1956), que seguía la
vida de un alcohólico; en Francia, Georges Franju con
La sangre de las bestias (Le sang des bêtes, 1949) mostraba
la actividad de un matadero y Hôtel des Invalides (1952)
nos daba su punto de vista sobre el museo militar.
En esta modalidad destacan los documentales
producidos por Drew Associates (1959-1963), sobre
todo, Primary (1960), de Robert Drew y Richard Le-