Editorial UOC 61 Capítulo I. Trabajar en la modernidad...
dos sus miembros, por lo que deben ser negociados o impuestos, lo que permite
entender las organizaciones como coaliciones de poder en lucha, a veces por el
cómo conseguir los objetivos, y a veces por la fijación de los objetivos mismos.
De duración relativamente estable y continua, estas formaciones sociales se ha-
llan inmersas en un medio ambiente con el que mantienen mutuas relaciones
de influencia”.
3.4. Visiones clásicas de las organizaciones laborales
El sistema fabril es el paradigma de la organización moderna del trabajo, el eje
vertebrador de la civilización industrial, que integra y trasciende la herencia de
modelos anteriores, como el doméstico y el gremial. Buena parte de las relacio-
nes laborales contemporáneas tiene lugar dentro de empresas que desarrollan su
actividad en el marco del sistema capitalista. El objetivo principal e invariable de
tales organizaciones laborales se puede expresar en diferentes términos; pero, en
definitiva, consiste en la maximización de los beneficios del capital (propiedad,
accionariado, etc.).
A esta meta del rendimiento económico se subordina buena parte de la es-
trategia organizacional, que ciertamente ha evolucionado a lo largo del último
siglo, desde la llamada gestión científica (‘scientific management’) del trabajo has-
ta modelos más recientes, como los centrados en el desarrollo de los llamados re-
cursos humanos y de la calidad de vida laboral. Una visión esquemática de este
salto nos dará pie a considerar algunos de los elementos principales de la orga-
nización del trabajo.
3.4.1. Organización científica del trabajo
A principios del siglo XX, entra en escena en Estados Unidos, una nueva
propuesta de mejora del rendimiento de la actividad laboral y, con ello, de su-
peración de la crisis de estancamiento económico que padecen los países indus-
trializados: la organización taylorista. Ingeniero de formación y de profesión,